Hace 36 años Gabo recibió el premio Nobel de Literatura

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El 21 de octubre de 1982, el escritor Gabriel García Márquez recibió el premio Nobel de Literatura. De esta manera, se convirtió en el primer colombiano y el cuarto latinoamericano en conquistar el galardón.

La academia sueca le otorgó el premio "por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente".

En su discurso tras recibir el premio dejó plasmada su visión sobre Latinoamérica:

-"América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental".

-"Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad".

-"La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios".

-"La solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo".

Nuestro Nobel de Literatura García Márquez

El escritor creció junto a sus abuelos maternos en Aracataca, un pueblito tórrido y pobre del norte de Colombia, en donde la fantasía formaba parte de la realidad.

Era el lugar en el que se acostumbraba a dialogar con los muertos y donde la superstición se acababa convirtiendo en un dogma incuestionable: el mejor reflejo de Macondo. ‘Gabo’, como lo llamaban sus amigos, escuchaba atónito en su infancia las historias bélicas que le contaba su abuelo, Nicolás Márquez, que fue coronel en la Guerra Civil de los Mil Días. Y, en esa misma infancia, fue donde creó un estilo propio capaz de describir, con un prodigioso dominio del lenguaje, los mundos disparatados, coloridos y mágicos de su caribe colombiano.


Sus inicios académicos estuvieron dirigidos al Derecho y prontamente abandonados por su otra pasión: el periodismo. La pluma mágica y realista de la literatura iberoamericana reflexionó que el cáncer de linfoma detectado en su cuerpo fue una gran lotería.

El miedo que le produjo tal condición lo impulsó a trabajar arduamente en los tres tomos de sus memorias y en dos libros de sus cuentos, los mismos que mantenía a medias. 
La reducción de tiempo dedicado a sus relaciones personales, así como a las distintas distracciones sociales fueron reemplazados por viejas actividades que le apasionaban. 
Su regreso al periodismo, su vicio por la música y las lecturas pendientes fueron el foco de atención en que Márquez se concentró en sus últimos años.

Desde principios de los 60, Gabo fijó su residencia en México, tras ejercer como corresponsal de la agencia Prensa Latina, en Estados Unidos, El Buró Federal de Investigaciones de dicho país, FBI, lo espió por 24 años según detalla ‘The Washington Post’, por su estrecha amistad con el expresidente cubano Fidel Castro.

Su obra cumbre fue publicada en Argentina, en 1965, y, hasta el momento, cuenta con casi 40 millones de copias de ventas, reconociéndose, además, que es una de las obras latinoamericanas más traducidas en la historia.

El nacido en el departamento de Magdalena, fue exiliado de Colombia por su talante izquierdista y la oposición a ciertas políticas de coyuntura. A partir de entonces, residió en México, en donde fue acogido y donde escribió sus últimas obras. Su particular forma de entender al mundo la plasmaba en su literatura, su mirada innovadora y diferente, le convertía en el máximo exponente del realismo mágico, a través de obras como ‘El coronel no tiene quien le escriba’, ‘Crónica de una muerte anunciada’, ‘Del amor y otros demonios’, entre otras.

En cuanto a su trabajo

'Cien años de soledad' es un hito del ‘Boom latinoamericano’,  fenómeno literario surgido entre 1960 y 1970 que supuso la expansión de la literatura de esta región. Su trabajo y talento siempre fue reconocido en vida y los homenajes a sus obras estuvieron latentes a lo largo de la misma.

Neruda llamó a ‘Cien años de soledad’ “el Quijote de nuestro tiempo”. Se incluyó la obra entre las 20 más importantes de la lengua española.

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