Acceso a financiamiento

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Este ha sido un buen año para el financiamiento del sector agroindustrial. De acuerdo con las cifras de Finagro, entre enero y noviembre se desembolsaron créditos por un monto de 7.4 billones de pesos, lo que representa un crecimiento del 22% respecto al mismo periodo en el 2013.

Este aumento en las colaciones de créditos al sector empresarial del agro obedece a tres factores fundamentales: 1) La supresión de trámites inoficiosos por parte de Finagro. 2) La puesta en marcha de una línea de crédito para normalizar pasivos financieros a empresas que habían visto afectados sus flujos de caja y 3) Las bajas tasas de interés que la banca está ofreciendo en el mercado, las cuales oscilan entre el 5% y 10% efectivo anual.

El financiamiento del sector agropecuario -y hay que decirlo con toda claridad- se debe al fondeo obligatorio (unos 7 billones de pesos al año) que las entidades financieras (exceptuando al Banco Agrario) hacen a Finagro mediante la compra de unos Títulos de Desarrollo Agropecuario.

Como ha habido un buen comportamiento del sector, la banca privada está sustituyendo estas inversiones en títulos por créditos con recursos propios a la agroindustria, comercializadores de alimentos, proveedores de insumos y de maquinaria agrícola. De los 7.4 billones de pesos colocados a noviembre de este año, el 68% fueron con recursos de la banca privada. El 32% restante, se hizo través de créditos redes contados por Finagro.

Aquí viene el lado flaco del asunto. Mientras los créditos para el sector empresarial (industria, comercio, agro insumos, maquinaria y equipos) siguen aumentando vertiginosamente, los del sector productivo continúan en picada. Este año, los créditos para siembras y compra de ganado cayeron en un -19% y -17%, respectivamente. Los créditos al pequeño productor siguen sin despegar y solo representan el 20% del monto total de los créditos desembolsados.

Por su parte, el financiamiento de las alianzas estratégicas (industriales con pequeños campesinos) prácticamente desapareció. Si la Misión Rural no hace ajustes inmediatos al Sistema Nacional de Crédito Agropecuario para incentivar el crédito a los productores del campo, en poco tiempo no habrá alimentos para transformar y mucho menos para comercializar.

A buena hora el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, comenzó a tomar medidas de choque para incentivar el acceso al crédito de los productores del campo. Esta semana el Banco Agrario comenzó a simplificar sus rubros de créditos, a reducir sustancialmente los tiempos de los desembolsos y a crear cupos rotativos de créditos para cultivos de ciclo corto.

Asimismo, se inició un programa de fortalecimiento técnico a las Umatas, se duplicó el presupuesto del subsidio al seguro agrario contra riesgos climáticos y se está trabajando en la consolidación de las cadenas productivas para asegurar la comercialización de los productos a un precio justo de mercado.

Solo resta liberar al 100% el respaldo de los créditos a los productores a través del Fondo Agropecuario de Garantías -FAG-, impulsar líneas de créditos leasing y factoring agropecuario y solicitar a la Junta Directiva del Banco de la República que amplíe la validación de los TDA clase "A", para que la banca privada salga a colocar unos 3 billones de pesos en créditos para pequeños productores.

En el tintero: Siguen las renuncias de los buenos funcionarios que quedaban en el Gobierno. Esta vez el turno fue para el presidente de Finagro, Luis Eduardo Gomez.