El ministro de Vivienda dijo que no hay recursos para la segunda fase de casas gratis que consta de trescientas mil nuevas viviendas. Remató el vicepresidente Vargas diciendo que hay un faltante de trescientos mil millones para agua potable y obras públicas, y entre las obras por hacer mencionó el acueducto de Santa Marta, aunque dijo que hay que hacerlo. Además añadió que esto pone en riesgo las políticas de creación de empleo y disminución de la pobreza.
Es decir las promesas que este gobierno le hizo a Santa Marta y el Magdalena y al país están en veremos. Me emocioné cuando leí el titular anunciando la renovación de cuatro aeropuertos en el país, y me dije, ahora si llegó el cipote aeropuerto, pero que decepción tan grande me llevé cuando vi que el Simón Bolívar no estaba en la lista.
La remodelación del Teatro Santa Marta quedó en puro teatro. El Centro Histórico, cayéndose y el gobierno ya no se acuerda de él, es decir, es historia. Es que esas eran vainas de Pachito Santos. La Vía de la Prosperidad, nada que prospera, y así sucesivamente.
Peor, no tenemos un bloque político que represente nuestros intereses y haga las reclamaciones del caso. Aunque no es difícil imaginarse que el problema no es de falta de ganas sino de plata. No es que el gobierno no quiera sino que no tiene con qué, aunque eso ha debido pensarlo antes de hacer tantas promesas.
Pero Santos que es un hombre de palabra, va a cumplir las promesas a como dé lugar, aunque ya me imagino cómo.
Le cambiarán el nombre al aeropuerto Simón Bolívar por Cipote Aeropuerto. El Teatro Santa Marta lo tumbarán porque lo que está de moda en el mundo es el teatro callejero. Hay que democratizar el arte. Malecón de El Rodadero…eso siempre fue una mala idea. Lo mejor es llenarlo de huecos y obstáculos para desestimular el turismo de olla haciendo más difícil el acceso a la playa. Acueducto, no hace falta, le harán un contrato de prestación de servicios al chamán de Santos para que haga lo suyo y haga llover harto.
En el tema que sí creo que el presidente tiene que dejar de lado la timidez e ir hasta las últimas consecuencias es en el de generación de empleo y disminución de la pobreza. Saquemos de la pobreza a los millones de colombianos de una vez por todas, y de paso ampliamos la base tributaria.
Diga señor presidente, que todo aquel que gane más de dos mil pesos al día es clase media. Al fin y al cabo de siete a dos no hay mucha diferencia, y además no nos podemos enredar con los detalles. Cataloguemos a los mendigos como empleados; muchos de estos ganan mucho más que los empleados de salario mínimo y le están haciendo trampa al Estado al no pagar impuestos. A los que están desempleados, diga que están de vacaciones voluntarias indefinidas. Y antes que se me quede en el tintero, que no se le olvide regalar casitas rojas de Davivienda, trescientas mil para ser más exacto. Usted nunca dijo que eran casas de verdad verdad. Esas son ideas que se le metió a gente en la cabeza quien sabe cómo y con la complicidad de la férrea oposición. Remate haciéndoles pagar impuestos a la nueva clase media y así queda solucionado el tema del faltante. Esto sería una jugada maestra y así nadie podrá decir que no cumplió con sus promesas de campaña. Problemas solucionados, país transformado. ¡Adelante presidente, vamos con todo!
