Diomedes Díaz: 'el pipón'

Columnas de Opinión
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"Maestro, vamos a cantarle la última a esta gente…". Sí, es Diomedes Díaz, cuando "no tenía la panza como bangaño", suplicándole al 'gran Colacho' que no se bajara de la tarima y lo acompañe con una canción más para complacer a esa gente samaria que ha estado embobada escuchándolo toda la noche.

No eran otros tiempos. Todos los tiempos han sido para este cantor de penas y desencantos, de subidas y de bajadas. De alegrías. Los mismos como él con sus actos los moldea. Aunque a veces han sido más de bajadas.

Su timidez a enfrentarse con la realidad lo vuelve agresivo y más cuando no acude el verso espontáneo en su ayuda para sacarlo de aprietos. Tranquilo, hermano, tranquilo. Quizás cuando enfrente todos esos monstruos que no dejan ser ni hacer lo que de verdad es y les lance un jab y los mande a la lona, volverá a sonreír como aquella tarde cuando vio su nombre en letras de molde plasmado en la caratula de su primer disco. Y siguió sonriendo aunque fue un fracaso su primera incursión en el canto.

Debo confesar que millones de personas todos los días desean oír su voz, yo, en cambio, corro para mi casa de San Fernando donde en un rincón están guardados los casetes piratas de sus cantos y de sus presentaciones en vivo y mi alma se funde con ese ambiente y hasta lo acompaño a cantar un verso que sale de la noche y que sabe a madrugada: "miren cómo es la vida/ para mí esto es un detalle/ Diomedes se va p'al Valle/ Jaime Pérez pa' Barranquilla…Y al despedirse, el eterno presentador del ídolo de multitudes dice: "Adiós, amigos, adiós, Rio Hacha, caramba, ese adiós, ese adiós que inventó la tristeza…"

¿Por qué hoy no lo haces, Cacique? ¿Por qué no haces de cuenta que estás otra vez en Rio Hacha "muy malo de la garganta debido a la profesión, yo canto de corazón y sin tantas arandelas, que viva Rio Hacha entera aquí dejo mi corazón?"

Es que no han pasado los años. Tú eres como las tejas Ajover, Cacique: "No te pasan los años, únicamente la luz".

¿Es que no te escuchas? Vuelve a oír tus discos de antaño ¡Eres el mismo de siempre! Eres el 'pela' o' aquel que se encerraba en la habitación de su casa con el casete de 'El cóndor herido' recién salido del horno a escucharlo y a volverlo a escuchar y le transmitías esa alegría y ese triunfo a todos los que te rodeaban. Ese eres tú. "Este es Diomedes, este (y te golpeabas el pecho) y no el que dicen los periódicos, decías en una presentación en Barranquilla. ¿Por qué no te lo repites tú mismo de vez en cuando? Sería bueno para tu autoestima que te golpearas el pecho con esa verdad de a puño como aquella vez en Barranquilla. Tú eres inmenso. Saca a flote ese ser humano noble y sensible que hay en ti.

¿Quién dijo que no te puedes equivocar? Pero si eres un ser humano, Diomedes, alguna vez tú decías en guajiro limpio: "El que no trompica, no alza el pie". Tú no eres menos que eso: una persona que cada día que se levanta, se levanta con él todo un legado, toda una herencia, todo un pueblo a respirar, a soñar. Tú tienes derecho a soñar, a realizar tus deseos, a pedir perdón, a cada día ser mejor persona, a superarte, hasta de reírte de esas vainas raras de la vida como lo hacías antes: "Ja, ja, ja…¡vaya al carajo Señor Abogado"! ¿Te acuerdas? ¿Acaso no sabes que todo fracaso deja una enseñanza? ¿Olvidaste aquellos tiempos cuando los cantantes vallenatos de moda de cuando comenzabas te tiraban la puerta en la cara o se negaban a recibir "al indio ese, voz de chivato, que si jode"; para no escuchar la canción que acababas de componer y que al final terminaban grabándote? Tú, Cacique, no te dabas por vencido, que yo recuerde. Al contrario: eso te daba más bríos para seguir y demostrar lo que es capaz un cardón guajiro en tierra mala. Y mira que hoy eres más que aquellos que de ti se burlaban y no daban un peso por ti. Eres más que aquellos que te decían que "más lejos llego yo montado en un burro fumándome un tabaco"

Hey, tú no tienes que volver a vivir. ¡Si siempre has vivido, por Dios! ¿Es que no te has dado cuenta que sólo tú a través de tus cantos hiciste comprender qué es dormir en los pañales de una canción vallenata y levantarse a las 4 de la mañana tarareando "una de las canciones que canto yo?" ¿Olvidaste, Cacique, que el día no es igual si no se amanece con una totuma de tinto caliente en la mano y una canción tuya en los labios, silbándola?

¡Pellízcate, tú estás vivo! No te pongas a contar en cuántos corazones amaneces cada día porque nunca terminarías, amigo. No mires para atrás ¿Para qué? No vale la pena. Más bien sigue cultivando los valores que tus padres te inculcaron, sí, esos que te han hecho grande. Recuerda que "el hombre importante es aquel hombre que por su sencillez todos los tratan". Eso no lo digo yo. Lo dices tú. Tú cargas el terrón del talento en la mochila y tú con ese barro moldeas cantos impresionantes que incluso han reconciliado millones de corazones. Además, piensa que tú no has ganado nada todavía por muy importante que parezca el Grammy. "Los mejores días están por venir, primo", como te diría un guajiro de hacha y machete.

Tú no sabes hacer otra cosa bien que no sea cantar. Ni siquiera sabes sembrar bien un palo de yuca porque lo siembras con los botones para abajo.

Alguna vez cuando alguien te preguntó para qué carajos habías nacido, respondiste: "el que nace pa' pipón, ni que lo fajen chiquito". Tú, Cacique, naciste para cantar…Para eso…Pa' pipón'… Si nunca dejaste que te fajaran ¿por qué te dejarás ahora?

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