Se le ha dicho al Gobierno en todos los tonos, que una cosa son las oportunidades que ofrecen los TLC y otra cosa es que el país esté preparado para aprovecharlos.
Más recientemente, el ex ministro Ocampo les llamó la atención sobre "la indigestión de Tratados de Libre Comercio que tiene el país y que va a terminar de destruir el aparato productivo colombiano". Y él no lo decía a humo de paja, lo dijo a propósito del sinnúmero de empresas que va dejando a la vera del camino la avasalladora marcha de los TLC, que se han convertido para el Gobierno en un fin en sí mismo.
Por fin, el país se entera, con sorpresa, por boca del ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, que el Presidente Santos en un relámpago de sensatez "ha esbozado una nueva visión, un nuevo paradigma…se debe cerrar ese ciclo de los TLC… tenemos que concentrarnos en la política industrial…Debemos empezar a digerir esos acuerdos".
Ahora, dijo Santos, "debemos enfocarnos más en potenciar la competitividad de nuestra industria y nuestro agro". Enfatiza el ministro Cárdenas que "durante los últimos 20 años el enfoque del país ha sido la negociación del TLC, pero se debe cerrar ese ciclo…tenemos que concentrarnos en la política industrial".
Pero, este es el Gobierno de las incoherencias, tan pronto trascendieron las declaraciones del propio Presidente de la República y del ministro de Hacienda, salió al quite el titular del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo Sergio Díaz Granados y manifestó que "no hay cambio de visión…un cambio de visión me suena como que esto que hice no estaba bien y ahora hago esto que es mejor". Definitivamente, como reza el adagio popular, no se puede servir a dos señores a la vez.