Actitud positiva

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



En estos últimos dos lustros la gente está empezando a captar, a entender y a aplicar la necesidad de enfrentar o sortear las situaciones adversas, que son normales en el recorrido de la vida, con actitudes positivas.

En la medida en que tenemos una mentalidad y una energía singularmente de positivismo manifiesto podemos manejar las situaciones, ordenar nuestro cerebro, organizar mejor las cosas y poseer claridad en el pensamiento.

Pero otro factor positivo es que impregnamos a los demás el optimismo, la alegría, la felicidad y consecuentemente se logra una mayor integración en la familia, en la empresa y en cualquiera de las actividades que estemos desarrollando.

Cada uno es quien decide como puede ser más efectivo, más exitoso, más triunfador, por cuanto que necesariamente para alcanzar los objetivos que nos tracemos se requiere como lo ha establecido nuestro Ejército Nacional "fe en la causa y ciertamente actitud positiva".

Pero no es solamente creer en ello sino expresar o mostrar en su rostro, en el saludo, en la sonrisa, en el sentimiento hondo de servicio, en el sentir de verdad a los demás, es decir pendientes o atentos con quienes nos rodean o están a nuestro lado.

Una de las condiciones de un líder es justamente aquella que tiene que ver con la gente, en el sentido de que primero están los demás antes que él mismo.

Cuando se está buscando el bienestar de los otros y no el propio, sin darse cuenta el liderazgo obtiene todo, habida cuenta de que las personas que tienen contacto con ese dirigente de cualquiera naturaleza son las primeras que quieren, admiran y tratan de proporcionarle satisfacciones, con miras a dejar translucir su reconocimiento.

Todo verdadero conductor de masas, de hombres y de equipos humanos, para crear mística, amor, pasión y deseo de trabajo y para que se constituyan esos cuerpos de ayuda o asesoría en una unidad monolítica e integrada, deberá estar imbuido a más de la actitud positiva de sinceridad, buena voluntad, creatividad, generosidad de alma y de pensamiento y desde luego preparación por lo menos en el campo donde se mueven sus responsabilidades.

Desde luego si además de conocer a cabalidad su esfera en la cual trabaja, tiene mayores conocimientos en otras áreas del saber, mejor será su tarea y podrá con mucha más facilidad alcanzar los logros que se proponga.

De todas maneras es preciso hacer hincapié en cuanto que la persona con actitud positiva se preocupará perennemente en su aspecto interno es en ser y no en tener.

El Presidente Alberto Lleras el más estadista entre los estadistas de América decía "que el que era, siempre tenía, mientras que aquél que tuviera no podía en igual forma ser". Simple y llanamente sus palabras tan profundas significaban que prevalecía la parte espiritual, humana e intelectual al poderío únicamente monetario. Es toda una filosofía de la vida.

Continuando con la postura positiva, en un ejemplo elemental frente al vaso que está con el agua hasta la mitad, algunos los negativos lo ven como un vaso medio vacío entretanto el optimista y con actitud positiva lo observa como un vaso medio lleno.

Otra situación semejante es la de cualquier viajero quien con actitud positiva tiene siempre los mejores recuerdos de su viaje, porque vivió intensamente y con gusto todo el paseo no importa a donde haya ido. Los paisajes los apreció, tuvo contacto con los pobladores, el clima así no haya sido el mejor le fue agradable, va con la receptividad positiva y por eso se afirma de que cada uno habla de la feria según cómo le va en ella.

El ser humano negativo en la misma circunstancia turística reniega porque no salió el sol, está predispuesto con los habitantes del sitio que visita, encuentra por consiguiente rechazo, toda clase de dolores de cabeza e incomodidades. No disfruta la naturaleza, en fin su remembranza de su jornada de veraneo es realmente desastrosa.

Hay que creer, teniendo autoestima en sus propios valores. Hay que pensar más en los demás que en uno mismo.

Hay que ayudar a poner un grano de arena en la resolución de los problemas personales de quienes tienen alguna relación o dependencia nuestra, no ser ajeno a ellos.

Esos son los criterios que hacen que se tenga invariablemente aunque haya dificultades que siempre las habrá, una mentalidad positiva, eficaz, feliz, de buena disposición, gozando de todo y por todo y haciendo amable nuestro pasar por esta existencia en el tiempo y extendiendo ese ambiente al resto de los que están en nuestro círculo familiar y empresarial.

Al final de cuentas las almas vivientes fundamentalmente son fruto de su pensamiento. Los logros de hoy son producto de aquello que pensaron ayer y los que se aprecien en el futuro serán resultado del pensamiento de hoy.