El señor feudal

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Quien gane la alcaldía de Santa Marta tendrá el agridulce honor de presidir la celebración de los quinientos años de la fundación de la ciudad.  Quinientos años es una fecha arbitraria que ni quita ni pone, máxime cuando su valor simbólico, como es el caso de Santa Marta, no va acompañado de una realidad coherente con la antigüedad. 

Es casi una certeza que Santa Marta en sus quinientos años no contará con una infraestructura idónea, entiéndase, acueducto, alcantarillado y vías.  Hoy los indicadores socio-económicos nos ubican entre las ciudades capitales más atrasadas del país y difícilmente esto cambiará en dos años. Como si fuera poco, la ciudad está sitiada por los criminales y hoy los samarios viven con miedo, siendo quizás este el único tema susceptible de mejora en el corto plazo.

No me convencen quienes puntean para ganar, pero la peor opción de todas es reelegir a Fuerza Ciudadana.  El fracaso constatable del modelo de gobierno y transformación que le propusieron a la ciudadanía hace doce años los descalifica.  Doce años son más que suficientes para lograr transformaciones profundas y estructurales en cualquier escenario.  Todos los problemas no resueltos de Santa Marta son culpa de Fuerza Ciudadana.  Tuvieron todo para resolverlos: recursos y tiempo.  Simplemente no quisieron o no pudieron. 

En doce años y habiendo gastado más de 14 billones de pesos, no hay una sola obra de Fuerza Ciudadana que haya contribuido a mejorar la competitividad de la ciudad.  No solo los inhabilita la carencia de obras transformadoras, sino que están inhabilitados moralmente.  Ganaron prometiendo un saneamiento de las costumbres políticas, y a la fecha es clarísimo que han sido los campeones de la corrupción.  Si ha habido una fuerza política que se haya valido de lo público y de lo de todos en beneficio propio, esa ha sido Fuerza Ciudadana.  No podía ser diferente porque Fuerza Ciudadana es un clan mafioso al servicio de las aspiraciones presidenciales de Carlos Caicedo. Y llegar a la presidencia implica enriquecer a muchos “socios”. Los Torres de Petro y Benedetti o algo así.  

Además de la corrupción, se han valido también de la distracción y la división para mantenerse vigentes.  Montaron todo un circo y se dedicaron a construir escenarios deportivos y otras cosas porque era la forma de transferir los recursos públicos a sus contratistas y así financiarse.  Construcciones de mala calidad, algunas de las cuales ni siquiera han sido terminadas totalmente, o que comenzaron a deteriorarse apenas entregadas.  Todas estas obras cosméticas han sido un desperdicio de recursos, que además se prolonga en el tiempo porque mantener todas esas obras implica sacrificar recursos que bien podrían utilizarse en promover un verdadero bienestar social.  Son recursos que se le quitan a educación a salud o a obras civiles de valía.   Fuerza Ciudadana ha tenido un altísimo costo de oportunidad para la ciudad y no es responsable seguir dándoles el voto de confianza. La ciudad necesita un nuevo liderazgo para salir de su postración.

Carlos Caicedo renunció dizque para defender la democracia y protegerla de los clanes de los de antes.  La verdad es que Caicedo, como gran señor feudal que hoy es, renunció para defender su feudo y sus intereses personalistas.  Su paso por la gobernación fue con más pena que otra cosa y se fue con una gran deuda con quienes lo eligieron.  Ojalá no se repita en la gobernación la equivocación que se cometió en Santa Marta.

Robarle bienestar y el futuro a la gente es un proyecto criminal y no un proyecto político.  En lo social, el daño causado por Fuerza Ciudadana se sentirá por mucho tiempo; se perdió una generación.

Elijamos lo menos malo para que los quinientos años sean una segunda oportunidad de un comienzo promisorio.



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