El ajedrez geopolítico y sus consecuencias para América Latina

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Ajedrez es un juego de estrategia donde gana quien tiene la mayor capacidad de anticipar acertadamente las movidas de su oponente y mover sus fichas de acuerdo al plan. La geopolítica es un complejo juego de ajedrez con muchos jugadores, pero donde solo unos pocos cuentan. Cada jugador, entiéndase país, juega contra todos los otros tratando de ganar ventajas absolutas o relativas.
Hoy el ajedrez geopolítico es enormemente complejo por el contexto en que se está dando. Producto de la globalización vivimos en un mundo donde las mayores economías están interconectadas tan estrechamente que tomar medidas contra un país tiene efectos domésticos. Hoy es imposible que las grandes economías corten totalmente los lazos comerciales entre sí.

Otro elemento de complejidad es que, aunque en algunos campos, por ejemplo, comercial, los países pueden ser aliados, en otros se ven como enemigos. Piénsese en la relación de China con Occidente. Unos barcos transitan sin problema llenos de contenedores y bienes, y otros transitan con armas demostrando hostilidad mutua.

El ascenso económico de China de la mano de la globalización y sus aspiraciones expansionistas representan un peligro para Occidente; aspiraciones imperialistas que se manifiestan con bastante agresividad militar. China y sus aliados tienen como meta construir un nuevo orden mundial multipolar donde no predominen los valores occidentales, hasta hoy definidos como universales. Estos valores son vistos por China, y otros violadores de derechos humanos, como “imperialismo occidental”.

El BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es una asociación gaseosa que pretende moldear este mundo multipolar en donde China seria la fuerza hegemónica. Han invitado a otros países a unirse al club y a partir de enero del 2024 así será. Argentina es uno de estos países. En el 2024 representarán cerca del 36% del PIB global y 46% de la población mundial. En teoría más de cuarenta países han expresado interés en pertenecer al bloque.

La contraparte, Estados Unidos, la Unión Europea y aliados del mundo, hacen también su juego. China y Rusia son miradas hoy por este bloque como enemigos y es imperativo no depender de ellos en temas de seguridad. La invasión Rusa de Ucrania y el efecto en precios de energía en Europa, y la interrupción de las cadenas de suministros causada por China han llevado a buscar la relocalización de las distintas partes de esas cadenas de suministros. Esto bajo dos principios orientadores: de-risking and friend-shoring. Es decir, aquellos sectores sensibles para la seguridad en su conjunto deben salir de China y deben ser reubicados –reindustrialización en algunos casos- o bien en sus propios países o en países amigos. Se mantendrán en China las cadenas de suministros consideradas de bajo riesgo para la seguridad de Occidente. Tiene el propósito de debilitar militarmente a China privándola de tecnología clave.

A todo esto se le suma, la carrera por hacer una transición energética, lo que ha exacerbado la competencia por los recursos naturales requeridos y América Latina posee cerca del 40% de estos materiales raros. El impacto es también en la economía basada en hidrocarburos y los Estados Unidos y Europa quieren extraerlo de países amigos. Se estima que América Latina aumentará en los próximos años su participación en el mercado de hidrocarburos a expensas de Rusia y Medio Oriente.

Se proyecta para América Latina un nuevo boom de materias primas, el cual sería más duradero que los anteriores. En este ajedrez, lo primero es posicionarse bien y lo segundo es hacer el mejor uso de esa bonanza. Algunos países en la región entienden el juego y se están posicionando para sacar ventajas.

En Colombia estamos jugando para perder. El estratega es un loco que quiere llevar al país a mediados del siglo pasado. Sus propuestas de reforma nos alejan de un posicionamiento estratégicamente idóneo, y este tiempo perdido no se recuperará. Veremos pasar la bonanza y nos la perderemos. Las elecciones tienen consecuencias.


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