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Lavado de niños

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


En Colombia la adopción de niños se encuentra regulada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que se encarga de darle lo más pronto posible a esos niños abandonados un hogar.

Según cifras del ICBF en agosto de  2014, en Colombia se entregaron en adopción 735 niños. Y, en 2022, se restableció el derecho a tener una familia a 891, de estos 387 niños fueron adoptados por personas extrajeras como de Canadá, Italia y Estados Unidos.

Ahora bien, Colombia cuenta con su respectivo Código de Infancia y adolescencia regulado en la Ley 1098 de 2006 que en su artículo 61 reza: “la adopción es, principalmente y por excelencia, una medida de protección…”.  Así las cosas, el adoptante se obliga a cuidar a su hijo adotivo, a educarlo, amarlo, apoyarlo y a vigilar que tenga todas las condiciones necesarias para que crezca en un afecto de amor, respeto y solidaridad.

De hecho, el pueblo colombiano también permite la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo. Entonces, desde noviembre de 2015 -cuando la Corte Constitucional lo autorizó- hasta el 31 de marzo de 2022, 70 niños han sido adoptados por este tipo de familia.

Hoy, según información publicada por el ICBF, actualmente hay 3.690 niños a la espera de ser adoptados, de los cuales 2.333 están entre 13 y 17 años; quiere decir que en Colombia en proceso de adopción no es rápido ni sencillo y que los niños se crecen en los albergues sin obtener una familia.

Por otra parte, se hace necesario admitir que en Colombia se ha venido presentando un grave problema de adopción con los niños venezolanos abandonados por sus padres en razón que al no tener la nacionalidad colombiana los organismos encargados no pueden hacer absolutamente nada con relación a buscarles una familia que les brinde cariño, protección y afecto. Por lo anterior, la Corte Constitucional en Sentencia SU- 180 de mayo de 2022, protege con otorgarle la nacionalidad por adopción a un pequeño abandonado por su madre venezolana que por profesión es prostituta. Esta adopción a este niño contiene el efecto Inter comunis, quiere decir que su alcance beneficia a todos los demás niños que estén en esta misma circunstancia. Lo anterior en razón de que los niños hijos de venezolanos que son abandonados por sus padres podrán ser adoptados por el Estado colombiano dándoles la nacionalidad, pero podrán ser entregados en adopción a familias colombianas o extranjeras.

Cabe señalar que a raíz de las guerras en el mundo donde se involucran los niños en desplazamientos forzados se ha presentado que sean entregados en adopción. Por ejemplo, cómo en Sierra Leona -África- se encuentran en sangrienta guerra civil desde 1991, los niños presentan serie de violaciones de derechos humanos, entonces, la comunidad internacional reacciona permitiendo la adopción de niños por extranjeros. Hoy se discute sobre que fue un secuestro en razón que estadounidenses en 1998 adoptaron sin que se hiciera una exhaustiva investigación sobre el paradero de los padres dando como origen una práctica ilícita con apariencia de adopción.

Adicionalmente, la guerra civil de Guatemala fue un largo conflicto librado entre 1960 y 1996 del que aún hoy no se ha podido recuperar. Entre sus efectos, la entrega en adopción de más de 30.000 niños a personas extranjeras en especial a canadienses, pero se encontraron serias irregularidades en los procedimientos como corrupción y fraude generalizados. 

Para concluir, que Colombia adopte medidas y otorgue la nacionalidad por adopción a niños venezolanos abandonados por sus padres es ejemplo a nivel internacional de que somos respetuosos de lineamientos internacionales a evitar los niños apátridas en nuestro territorio. Pero, hay un pequeño paso a que se presente el lavado de niños cuando se entreguen en adopción sin realizar la exhaustiva investigación de la familia extensa de estos pequeños. De ahí que es esencial reformar el sistema de adopciones para no caer en la práctica macabra, fraudulenta y corrupta del lavado de niños garantizando procedimientos adecuados y honestos.