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Cuestión de poder (II)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


De igual manera, en Ruanda, país ubicado en África ocurrió en 1994 un genocidio de grandes proporciones cuando la milisia de los hutu mató a un millón de tutsis dando como origen a doscientos mil niños huérfanos. 

Del mismo modo, en Irlanda del Norte, en el Reino Unido, sus habitantes durante más de tres décadas se han visto envueltos en un grave conflicto bélico a causas de diferencias políticas y culturales entre católicos y protestantes. Hoy luchan por una convivencia pacífica sin tener que matarse por diferencias religiosas. 

De manera similar, luego del ataque terrorista a las torres gemelas en Nueva York, los Estados Unidos invadieron a Irak para derrotar al gobierno de Saddam Hussein. Esta guerra aún no termina. 

De modo semejante, Sri Lanka, cuyo territorio es una isla en Asia del sur, soporta una guerra civil entre los silaneces budistas contra la minoría tamil induistas. El grupo separatista “Los tigres de tamil” como milicia revelde busca un Estado independiente. 

La guerra civil Siria, es un conflicto bélico que inicia por protestas en contra del gobierno que desencadenaron en enfrentamientos entre el Estado y la oposición que incluyó a grupos terroristas. Pero, esta sangrienta guerra evolucionó a conflicto internacional que incluye a potencias nucleares. 

En America se presentan en este momento dos circunstancias -aunque no son una guerra abierta- que ponen en entredicho la efectividad de los entes internacionales que supuestamente surgieron después de la segunda guerra mundial para evitar exactamente lo que está pasando en estos países: Venezuela y El Salvador. 

En Venezuela por la brutalidad de la tortura frente a pruebas fehacientes el régimen ya se quedó sin argumentos pues ya no saben cómo contrarrestar el informe de la misión Internacional de las Naciones Unidas que documentó el plan sistemático del régimen venezolano para perseguir, encarcelar y torturar opositores. En este país, las fuerzas de la dictadura venezolana han montado una persecución sistemática de todo aquel que intente oponerse o simplemente protestar. Han establecido métodos de tortura y una red de varios centros clandestinos de detención.  

Y, en El Salvador, la guerra está hoy en pleno furor entre el Estado y las pandillas de delincuentes. El gobierno actual declaró el Estado de excepción con el fin de que el ejecutivo pueda legislar sobre el asunto. Así las cosas, esto ha provocado casos de torturas contra supuestos pandilleros detenidos en una guerra en contra de la delincuencia. Han muerto más de 70 personas estando en custodia polícial por golpizas y torturas. Además, cuenta con un hacinamiento carcelario superior al 200% en muchas ocaciones sin alimentación. 

Por último, País Vasco, dentro de España, considerado uno de los pueblos más antiguos de Europa, habitan las montañas de los Pirineos, han estado enfrascados en una guerra en contra del Estado español buscando tener su propio país. 

Para concluir, a pesar de que existe un derecho internacional público que aboga por la independencia de cada país en la toma de sus decisiones, muchas veces me pregunto por el papel que desarrolla la Organización de Naciones Unidas pues su misión reza: Mantener la paz y la seguridad internacionales. Proteger los derechos humanos. Distribuir la ayuda humanitaria. Apoyar el desarrollo sostenible y la acción climática; es para preocuparse que muchos países que pregonan a los cuatro vientos la bandera de la paz sean quienes vendan armas y brinden ayuda militar a los bandos involucrados en estas sangrientas guerras. Países cuyas economías sean basadas en la producción y venta de armas sean quienes manejen los destinos de la humanidad.