El poder como esperanza para quitar la pobreza

Columnas de Opinión
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La cadena de cambios políticos que han surgido en el mundo, han tenido una sola razón para exponer la pobreza, sin embargo, hoy más que nunca la pobreza sigue azotando inclementemente la mayoría de los países del mundo. De allí que surge el siguiente interrogante, ¿qué ha pasado con esos programas de economía que cambió tanto la morfología mental de mucha gente que anhelaba el derecho de vivir dignamente y alimentar a sus familias, darles techo sin esa agonía tan demoledora que siempre ha tenido el pobre?

Pero sabe una cosa, amigo lector? no sé porqué, pero a pesar que ningún cambio de ideología política ha traído la solución, las esperanzas siguen allí. Esto me lleva al convencimiento que el ser humano nunca acepta la derrota, siempre piensa que hay un cambio, hay una revolución, una transformación, hasta espera emocionadamente que el año pase para ver si el que entra se porta mejor.

A comienzos del siglo XX, se levantó un ruso con venas de líder revolucionario, con un nuevo sistema planteadas a las masas sufrientes, lo cual parecía tener el verdadero secreto para acabar la pobreza. Lenin estableció el comunismo basado en un sistema de igualdad social y tuvo un despertamiento no solo a nivel Nacional sino Internacional; la vocación de revolución lo llevó a pensar que el mundo entero, debía abrazar el comunismo y comenzó a regar la semilla como ave voladora con esa rapidez que urgía un cambio de conducta, para que las autoridades sembraran la confianza, ganando el respeto con el poder.

Pero en esta vida nada es eterno, aquello que surgió como una esperanza, se convirtió en una utopía, toda aquella forma política de un imperio amenazante que se llegó a llamar la Unión Soviética, fue fragmentada, hundida en una crisis económica y política, que no aguantó más su sostenimiento.

En Cuba Fidel Castro, tuvo todo el tiempo necesario para poner a funcionar la economía como él quisiera, para sacar de la pobreza a los Cubanos, pero su revolución lo hizo fue de armas.

En este inconformismo de clase social se ha llegado hasta tener dictadores, reyes, residentes, gobernantes de líneas duras y blandas, pero la pobreza sigue tan galopante y a un ritmo ascendente, lo que indica que no es la ideología, por muy intencionada que esté, no la va a erradicar.

Algunos buenos gobernantes han llegado a aportarles muy buenos programas a las naciones, favoreciéndolas con sus servicios sociales, tales como vivienda, pero cada día la descomposición social sigue siendo la piedra del zapato para todos los gobernantes. Miremos por un momento lo que está pasando en Venezuela, con una política tan egocéntrica, que lo único que le interesa al señor Hugo Chaves, es mantenerse en el poder. Bien sabemos que estos países, la mayoría de la gente son pobres, y el señor Presidente de Venezuela ha tenido el descaro de comprar la conciencia del nivel bajo, sacrificando la estabilidad económica de la nación; llegando a ser la primera Nación del mundo donde más ha crecido la Inflación.

El gran dilema que ha surgido en muchos de estos gobernantes es que se ponen a atacar el capital y lo que hay que atacar es la pobreza, porque cuando se atacan los capitales, las naciones empobrecen. Podemos ver que en los países más ricos del mundo, la pobreza es muy poca.

La pasión de poder bajo las promesas de cambio no solo es efervescente para los que persiguen el mandato, lo es también y quizás para mucho mas, para el popular de las masas y este es un giro que están sorprendiendo a países grandes y chicos, ejemplos: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, son el reflejo de cómo la gente se afana por conseguir quien le quite de encima el gran problema de la inestabilidad económica; pero esta sigue dando que hacer, aunque la esperanza espera todavía su turno, esta sigue creyendo que llegará.

Lo cierto es que la esperanza es un don de Dios; ¿qué sería de nosotros los humanos si nos dejáramos hundir en el desanimo por todos los conflictos y dramas que vivimos? Pero siempre creemos que vendrán tiempos mejores. Ojalá Dios nos conceda ese privilegio.

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