Y el Bicentenario pasó de largo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Sin pena ni gloria pasó el Bicentenario de la Independencia. Pese a los bombos y platillos con que se anunció desde varios años antes y de la buena voluntad de tantos, se desaprovechó semejante oportunidad de conocernos o reconocernos.

Fueron pocas las reflexiones y conclusiones novedosas y profundas que quedaron. Habrá que esperar 100 años para el Tricentenario…, quizás en el 3010 tengamos más claro qué fuimos, somos y seremos...

Muchos insistimos en que el Bicentenario no se estaba enfocando bien. No era una fecha conmemorativa ni una fiesta sino un año de reflexión.

Ello hubiera evitado perder tiempo y recursos en fastuosos y vacíos actos "patrióticos" de enaltecimientos, banderas y héroes, de los que sólo quedaría, como efectivamente quedó, la misma patria en su silencio mudo.

Mirarnos, pensar y reflexionar es nuestra necesidad y será nuestro principio. En Colombia, para solo referirme a los últimos 20 años, al ritmo impuesto por los múltiples dramas y escándalos se ha hablado estérilmente desde las procedencias más antagónicas de "revolcón", reconstruir el país, barajar y repartir de nuevo, saltos sociales, y hasta de "refundar la patria".

¡Qué equivocados todos! El quid del asunto está en que hablan de "re", de "volver a" o de grandes transformaciones, pero ahí comienza el error: no tiene sentido rehacer lo que no está hecho, reconstruir lo que no se ha construido, revolcar el caos prístino, transformar lo desconocido, saltar desde el vacío, ni refundar lo no fundado.

Colombia es todavía un proceso muy joven que requiere dejar pasar mucha agua bajo los puentes, muchas decantaciones y muchas vivencias para conformarse como nación y como república, al menos con algo de madurez.

Pero eso es normal, y la vieja Europa sí que lo sabe. Precisamente, nuestra impaciencia que a veces genera desesperanza inmovilizadora, juicios apresurados y conflictos violentos, proviene de la incomprensión de nuestro paso, pues ya queremos ser Francia, Inglaterra o Suiza. Incluso en 1810 varios líderes pensaron que la sola independencia de la corona española implicaría estar a la par con los países europeos, y hasta intentaron copiar sus modelos institucionales con pésimos resultados obvios.

De todas maneras, sería injusto demeritar varios esfuerzos interesantes a propósito del Bicentenario, como por ejemplo los que dieron una mirada diferente a la época de la Independencia, resaltando el papel de personas ocultas para la mayoría de historiadores, como la mujer y algunos personajes, al igual que ciertos actos y lugares. También fue importante tratar de ver y enseñar la historia pequeña, la de los aconteceres cotidianos que sumados hacen la gran historia.

Pero no fue suficiente. Las efemérides se quedaron cortas ante lo que esperábamos. Con parciales y contadas excepciones, no hubo la gran reflexión sobre nuestra lucha, nuestro origen, nuestro camino, nuestro contexto, nuestro futuro: sobre nuestro pueblo.

Faltaron profundidad e integralidad, y haciendo un balance del año fue muy poco lo que se rebasó a Henao y Arrubla ("El dueto de antaño") y a similares relatores de nuestro pasado, quizás útiles en otros tiempos pero hoy en día insuficientes y simples. Además, era el momento para masificar nuestra historia y sacarla de los cerrados círculos académicos.

Por supuesto que eso se puede hacer todavía; se puede hacer en cualquier momento, pero difícilmente tendrá el mismo efecto potente que pudo haber tenido durante un solo año.

Queda el reto…

Es posible que hayan influido varios distractores: una insólita e inflamada actividad política que lo absorbió casi todo, las embestidas ferroviarias, las chuzadas y filtradas, los hechos de guerra, y otros aconteceres precisa e infortunadamente propios de los itinerarios de las naciones, pero, ¿es que habrá un año calmado en este país cuyo sosiego permita reflexionar sobre temas fundamentales por encima de los urgentes? No, aquí toca pensar en todo al tiempo si queremos avanzar.