Desde mañana y hasta el próximo sábado 21 de octubre, esta Casa Editorial publicará un seriado de cinco entregas sobre la situación en la que se encuentran los espacios públicos de la zona antigua de la ciudad.
EL INFORMADOR presentará una radiografía de los parques de Bolívar, Santander (De los Novios), San Miguel y las plazas de la Catedral y San Francisco, lugares históricos considerados monumentos nacionales.
Santa Marta, la ciudad fundada en 1525 por Rodrigo de Bastidas, guarda en su Centro Histórico lugares llenos de encantos, que cuentan las anécdotas de los inicios de la llamada “Perla de América”.
Entre estos sitios están los primeros espacios públicos con los que contó la capital del Magdalena: Los parques de Bolívar, Santander (De los Novios), San Miguel y las plazas de la Catedral y San Francisco.
Estos lugares, como todos los que están dentro de la zona antigua de la ciudad, están considerados Monumento de la Nación, de acuerdo con lo contemplado en la ley 163 de 1959.
Sin embargo, estos sitios que son indispensables para entender el génesis y configuración de Santa Marta; que cuentan con una gran riqueza arquitectónica, cultural e histórica; no gozan del cuidado y la preservación que ameritan los bienes patrimoniales.
Estos espacios públicos se han convertido en epicentro de una serie de problemas sociales como la prostitución, drogadicción, indigencia, informalidad, invasión de las áreas públicas, entre otros.
Pese a su importancia arquitectónica, histórica y cultural, estos lugares lucen descuidados y con poca atención por parte de las autoridades, aunque están entre los destinos principales de turistas y los propios samarios.
EL INFORMADOR preparó un seriado de cinco entregas, titulado "Parques y plazas del Centro Histórico, patrimonio de nadie", que se publicará desde mañana y hasta el próximo sábado, sobre las situaciones que se viven en cada uno de estos espacios.
En contexto
De acuerdo con lo establecido en la ley 163 de 1959, los bienes inmuebles considerados Monumento Nacional deben gozar de medidas de “defensa y conservación”.
Dicha normativa reza lo siguiente: “Se consideran como monumentos inmuebles, los de origen colonial y prehistórico, así como los que estén íntimamente vinculados con la lucha por la independencia y con el período inicial de la organización de la República”.
La ley es aún más especifica: “Se entenderá por sectores antiguos (…) de Santa Marta (…) las calles, plazas, plazoletas, inmuebles y construcciones históricas (…) incluidos en el perímetro de la población durante los siglos XVI, XVII y XVIII”.
Intervención
Las plazas y parques de la zona antigua de Santa Marta fueron intervenidos entre los años 2002 y 2009, en el marco de la primera fase del Plan Centro. El programa de recuperación ejecutado por el Ministerio de Cultura contó con una inversión de 20 mil millones de pesos.
El programa no solo incluyó los cinco espacios públicos, sino otros del Centro Histórico como el Camellón Rodrigo de Bastidas, la calle Tumbacuatro (19) y el Callejón del Correo.
Responsabilidad
Álvaro Ospino Valiente, arquitecto e historiador, explica que el cuidado y la conservación del Centro Histórico de la ciudad le compete a la Alcaldía de Santa Marta.
Agrega que los recursos para el mantenimiento de dichos espacios deben ser dispuestos por la administración distrital, a menos que se gestionen partidas especiales ante el Ministerio de Cultura lo cual supone un trámite específico.
Sin embargo, la capital del Magdalena, a diferencia de otras ciudades de la costa como Cartagena y Barranquilla, no cuenta con una entidad que se dedique a la preservación de los monumentos nacionales.
“Mientras Cartagena tiene un ente descentralizado que aglutina el turismo y el patrimonio cultural y Barranquilla tiene una Secretaría de Turismo y Cultura, Santa Marta cuenta es con una Oficina de Cultura que básicamente se centra en las expresiones artísticas”, comenta el experto.
Considera que resulta un contrasentido que un Distrito Turístico, Cultural e Histórico no cuente con un ente que se dedique a preservar los bienes que son patrimonios históricos y culturales.
Por: Daniela A. García Gómez
Redacción EL INFORMADOR