Mientras las empresas de servicios públicos muestran a diario las cantidades de elementos arrojados en las redes de alcantarillado y que lo relacionan con sabotajes, la ciudad continúa igual o peor de rebosada con las aguas residuales como en anteriores años.
En la avenida del Ferrocarril el tramo entre la carrera cuarta y tercera se convirtió en una pequeña laguna a la que le abrieron un desagüe. En la carrera 1 entre calles 27 y 28, barrio Bellavista, los fuertes olores emanados de un manjol taponado es insoportable para los vecinos y transeúntes. A esto se le suman el inconformismo de las comunidades como en el barrios María Eugenia, que cansados de las aguas rebosadas, decidieron cerrar el cruce de la carrera 16 con calle 39 con sillas, como protesta a la falta de solución de una problemática que pasa por toda la ciudad.
Foto Edgar Fuentes
