A lo largo de la vía férrea, en inmediaciones del aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta, los buses de transporte intermunicipal han encontrado el sitio perfecto para parquear y dejar a sus ocupantes en alguna playa vecina.
Se estacionan ante las narices de las autoridades, sin pagar un solo peso de parqueo ni tasa de uso al no ingresar a la terminal como dice la ley. ¿Será que alguien le podrá poner coto a esto?