La soberbia es la esencia del pecado: papa Benedicto XVI

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Benedicto XVI celebró el Jueves Santo en la basílica de San Juan de Letrán, de Roma, la Misa de la Última Cena, durante la que lavó los pies a doce sacerdotes, aseguró que la soberbia es la "verdadera esencia del pecado" y advirtió contra el deseo del hombre de querer ser Dios.

Como obispo de Roma, Joseph Ratzinger, de casi 85 años, conmemoró la Última Cena -en la que Jesús instituyó los sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal- en su catedral, San Juan de Letrán, con una misa solemne en la que manifestó que cuando el hombre se pone contra Dios, se opone a su propia verdad y no llega a ser libre.

"La soberbia es la verdadera esencia del pecado. Pensamos que seremos libres y auténticamente nosotros solo si seguimos exclusivamente nuestra voluntad y a Dios le vemos como el antagonista de nuestra libertad", denunció el Papa.

El Obispo de Roma añadió que el hombre cree que solo será libre "cuando se libere de Dios", pero subrayó que esa rebelión, que se ha dado a lo largo de la historia, "es la mentira de fondo que desnaturaliza la vida".

"Cuando el hombre se pone contra Dios, se pone contra la propia verdad y, por tanto, no llega a ser libre, sino alienado de sí mismo. Únicamente somos libres si estamos unidos a Dios", aseguró el Papa.

Benedicto XVI indicó que el Jueves Santo no es solo el día de la institución del sacramento de la Eucaristía, sino que también forma parte de esta jornada "la noche oscura del Monte de los Olivos, la soledad y el abandono de Jesús, que orando va al encuentro de la muerte".

El pontífice destacó en la homilía que Jesús salió a orar por la noche y que la noche significa "falta de comunicación y situación en la que uno no ve al otro" y que es un símbolo de la "incomprensión, del ofuscamiento de la verdad. "Es el espacio en el que el mal, que debe esconderse ante la luz, puede prosperar. La noche es símbolo de la muerte, de la pérdida definitiva de comunión y de vida. Jesús entra en la noche para superarla e inaugurar el nuevo día de Dios en la historia de la humanidad", subrayó.

Benedicto XVI manifestó que Cristo experimentó la "angustia" ante el poder de la muerte y que en la "noche del mal" vio "toda la marea sucia de toda la mentira y de toda la infamia que le sobrevino".

Durante la misa, Benedicto XVI cumplió el ritual del lavatorio de pies. Imitando lo hecho por Jesús con sus apóstoles, lavó con agua los pies de doce presbíteros, resaltando que se trata de un gesto de caridad fraterna.

El Papa denunció la "desobediencia organizada" que propugnan unos 300 párrocos austríacos, que han puesto en marcha por Internet la iniciativa "Una llamada a la desobediencia", con la que exigen reformas, como permitir el sacerdocio a las mujeres y a los hombres casados. El Pontífice señaló que pretenden desobedecer cuestiones sobre la que Juan Pablo II ya declaró "de manera irrevocable que la Iglesia no ha recibido del Señor ninguna autoridad sobre esto".