De eso tan bueno no dan tanto

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Payares González

Carlos Payares González

Columna: Pan y Vino

e-mail: carlospayaresgonzalez@hotmail.com



Se me encrespa la conciencia cada vez que leo en la prensa o escucho en la radio el cúmulo de trapisondas desplegadas bajo la "patriótica batuta" del ex presidente Álvaro Uribe Vélez.

Aunque los más radicales "uribistas" aún se regocijan de la obra del maestro (seguridad democrática, cohesión social y confianza inversionista), todos los días se destapan cruzadas del gobierno del ubérrimo presidente salpicadas de las más perversas conductas.

Ya es agua pasada bajo el puente los sombríos escándalos de las fuentes electorales del candidato Uribe Vélez en varios departamentos de Colombia, la "Yidispolítica", los fraudes del referendo reeleccionista, los falsos positivos, el enriquecimiento de los dos delfines emprendedores, las visitas por la puerta de atrás de delincuentes a la Casa de Nariño, el carrusel de los Nule que, se sabe, llegó hasta las puertas del Gobierno Nacional, el carrusel de Agro Ingreso Seguro promovido por "Uribe-Two", las "chuzadas" del DAS a opositores y magistrados de las Altas Cortes, los negociazos de la EPS-IPS en detrimento de la salud de los colombianos (la Ley 100 fue promovida por el entonces senador Uribe Vélez), las oscuras andanzas de su primo Mario y de su hermano Santiago, en fin.

Como si no fuese suficiente, ahora, en El Espectador del 22 de mayo de 2011, aparece otro nauseabundo aquelarre: los "hackers" que atacaron a la Registraduría en las pasadas elecciones (cada uno de estos entuertos, en un país democrático, hubiesen sido razón suficiente para tumbar a un presidente con todos sus colaboradores).

Ahora no se trata de que las fallas que tuvo la Registraduría para informar los resultados electorales se debieron a que el Registrador estaba "borracho" (se publicó foto en la que el Registrador aparece con un vaso presuntamente de licor en la mano), como dijeron en algunos medios de comunicación ciertos corifeos oficiales, para pedir de inmediato la renuncia a quien con anterioridad había puesto válidas objeciones a la realización del referendo reeleccionista de Uribe Vélez.

Ahora lo que ocurrió fue "un ataque contra la plataforma tecnológica de la Registraduría Nacional del Estado Civil en las elecciones al Congreso de la República, lo que ocasionó un colapso en la página web, evitando que los ciudadanos conocieran en línea los resultados de los comicios".

¿Quiénes hicieron este ataque? Dice Felipe Morales Mogollón, redactor de El Espectador, que "surgieron desde el Ministerio de Defensa, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y, en especial, desde la Policía Nacional". Las conclusiones fueron elaboradas por la firma Adalid, certificada por la Unión Europea para analizar ciber-crímenes y evidencias digitales.

Al día siguiente de las elecciones, el entonces ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, quien años atrás había sido agredido en la Registraduría de Antioquia por Uribe Vélez cuando éste fue elegido gobernador, solicitó una investigación en la Procuraduría contra el Registrador Nacional por posibles irregularidades en la contratación de la empresa EPM-UNE Comunicaciones para el pre-conteo de los comicios.

Aquí sí cabe aquello de que quien escupe para arriba le cae la saliva en la cara.

El ardid se destapó: cobrarle al registrador Carlos Ariel Sánchez porque meses antes de que la Corte Constitucional declarara la inexequibilidad del proyecto reeleccionista había manifestado que no había tiempo para implementarlo.

Valencia Cossio fue aún más allá: planteó al Congreso la posibilidad de cambiar la forma de elegir al Registrador para que fuera el Legislativo quien lo escogiera y por esa vía terminar con el periodo de Ariel Sánchez.

A esta actitud atrabiliaria se le sumó una visita inesperada al despacho del señor Registrador, un día después de las elecciones, de miembros de la Dijín, quienes pretendían llevarse información sin orden judicial alguna.

Y se me encrespa la conciencia porque observo con hastío cómo Uribe Vélez pretende sentar cátedra, por medio de su "twitter", sobre el deber ser del destino de los colombianos.

El pájaro de inteligencia superior tirándole a la escopeta. Y también porque buena parte del pueblo colombiano se mantiene atornillado al malabarismo verborreico de un hombre mesiánico y culebrero de la política. ¡Ave María! De eso tan bueno no dan tanto.