La sequía tiene a un pueblo viviendo su purgatorio

San José de Purgatorio es un corregimiento ribereño del municipio de Plato, tiene cerca de dos mil habitantes que viven de la pesca y la agricultura.

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San José de Purgatorio, un corregimiento de Plato que ha sido azotado por la violencia y por el descuido del estado. Sus habitantes, siguen en la lucha de sobrevivir pese a las precarias condiciones en las que se encuentra su territorio, y ahora, afrontando una sequía que los tiene en enfrentamientos por el agua.

Por: Wendy López Picón

Redacción EL INFORMADOR

San José de Purgatorio es un corregimiento ribereño del municipio de Plato, tiene cerca de dos mil habitantes que viven de la pesca y la agricultura; pero pese a ser una de las poblaciones de mayor fortín de votantes durante los procesos electorales, sus residentes viven en precarias condiciones, sintiendo el abandono total del Estado.

Purgatorio, como es llamado por su comunidad, está padeciendo la sequía en la que se encuentra el departamento a causa del fenómeno de El Niño, los niveles del río Magdalena han bajado notoriamente, dificultando que las canoas en las que se transportan y realizan su labor de pesca puedan transitar por el afluente.

En el 2012 la mayoría de los residentes del corregimiento volvieron a sus orígenes buscando recuperar lo que habían dejado atrás por motivos de fuerza.


Pelea por agua

Según información suministrada por las autoridades, los pescadores de Zambrano, Bolívar, tienen una ciénaga donde pescan y los de San José de Purgatorio tienen una ciénaga donde ejercen el mismo oficio; pero por la sequía que se está viviendo por las bajas que ha tenido el nivel del río Magdalena, la ciénaga de Purgatorio se ha secado, ocasionando que la pesca se dificulte y que los pescadores magdalenenses arriben a ciénagas cercanas a buscar el sustento diario, iniciando una batalla por el agua.

“El domingo pasado entre las 11:30 y 12:00 de la noche irrumpieron unos hombres armados, a dañar las canoas con las que se pesca, más de 30 canoas fueron dañadas con hachas y machetes, las dejaron inservibles. Nosotros aquí vivimos de la agricultura y de la pesca, las canoas aparte de ser el medio de transporte de la comunidad, son nuestro método de sustento diario.”, relató a EL INFORMADOR Eder Vera Zurita, residente del corregimiento y afectado.

Cada canoa tiene un costo de 1 millón 300 y las mantas un costo que oscila entre los 200 y 250 mil pesos, en total se calculan perdidas de alrededor de 30 millones de pesos.

“Esta es la herramienta de trabajo de este lugar, vivimos de la pesca y la agricultura y ahora no vivimos de nada, porque nos dañaron las canoas y sin ellas no podemos ir a pescar y no podemos trasladarnos a donde tenemos los sembrados, quedamos sin ese medio de transporte”, afirmó Vera Zurita.

Más de 30 canoas fueron dañadas con hachas y machetes dejándolas inservibles.


Autoridades hablan

La Policía de Plato cuando se enteró de lo ocurrido por las denuncias de los residentes del corregimiento, llegó al lugar a realizar la inspección, encontrándose con una pelea por el afluente que les da para vivir.

“Los de Zambrano en represaría para que los de Purgatorio no sigan pasándose a su reserva y se lleven los pescados, se acercaron hasta Purgatorio, les cortaron las canoas, se le llevaron unos trasmallos, unos animales para que estos no siguieran realizando las labores de pesca del otro lado.”, afirmó el capitán Carlos Vergara Vélez, comandante del Distrito de Plato.

Hasta el momento no han identificado a los responsables del hecho que dejó a la comunidad sin medio de transporte, pero se comprometieron a realizar patrullajes una vez a la semana para que la comunidad pueda ver su presencia.

Cabe resaltar que en el corregimiento no existe un CAI, ni ningún puesto de vigilancia que les asegure el acompañamiento de las autoridades ante cualquier altercado o problema de orden público que se pueda generar en el corregimiento.

No hay una carretera que conecte a Plato con los corregimientos, la comunidad se debe transportar por medio del río Magdalena en canoa, que le cobra por viaje siete mil pesos.


Desplazados por la violencia

Pero esta población no solo pasa dificultades en la época de sequía, en el 2000 fueron víctimas de la violencia y salieron huyendo masivamente dejando atrás una vida, “en el 2000 llegó un grupo armado llamado Águilas Negras al Purgatorio, y mataron a dos familiares causando miedo en la población; después de los muertos vivíamos con la zozobra porque ellos llegaban casi todas las noches, debíamos huir a los playones, al monte a dormir y ya no podíamos más con eso, por eso los habitantes salieron del pueblo. Yo me traslade a Cartagena donde un familiar, allá estuve 12 años y medio y regrese acá en el 2012.”, cuenta Eder que ahora tiene 33 años.

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En el 2012 la mayoría de los residentes volvieron a sus orígenes, buscando recuperar lo que habían dejado atrás, pero no quedó nada, todo estaba en ruina, las casas en la mayoría fueron saqueadas y les tocó empezar de nuevo.


Pueblo olvidado

Los intentos de empezar de nuevo y dejar atrás las épocas del conflicto han sido lentas por la falta de ayuda del gobierno departamental y municipal, la comunidad no cuenta con servicios públicos, el puesto de salud no está en óptimas condiciones y el transporte es escaso.

“El agua no es tratada, así como pasa por el río Magdalena, así la recibimos en la casa porque no hay una planta de tratamiento. Nosotros mismos la tratamos con cloro. La luz es muy mala, debido a la ola invernal los postes se han caído y los cables están en el aire.”, expresó Vera Zurita.

El pueblo cuenta con un puesto de salud al cual llega un médico cada ocho días a atender a la comunidad; pero dicho puesto de salud no cuenta con los insumos necesarios para atender a la población, y si las personas llegan a enfermarse deben esperar hasta que el médico llegue, o trasladarse en canoa hasta Plato.

“El puesto de salud está, pero no funciona las 24 horas, cada ocho días es que funciona, si es urgente se saca a la persona en chalupa a Plato. Hay una promotora de salud, pero como si no lo hubiera, y no hay medicamentos.”, argumentó.

No hay una carretera que conecte a Plato con los corregimientos, la comunidad se debe transportar por medio del río Magdalena en canoa, que le cobra por viaje siete mil pesos.

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Sin colegios

En el corregimiento existe un colegio que brinda educación en básica primaria, para los estudiantes que terminan los cursos y quieren ingresar al bachillerato deben estudiar en un colegio de la cabecera municipal.

El llamado que hace esta comunidad es a que el gobierno voltee su vista hacia ellos, que le brinden lo que necesitan para tener una vida digna.

Muchos de los padres no tienen los 14 mil diarios para el transporte más la merienda de sus hijos, por lo que muchos han dejado de estudiar.


Escrito por:
Autor: Arnol Sarmiento Cueva

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