Lanchas que contaminan los mares y autoridades haciéndose de ‘la vista gorda’

Solo a través de una acción decisiva y comprometida de las autoridades y de la conciencia colectiva de la sociedad se puede lograr un cambio.

TEMA DEL DÍA
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


Un grupo de turistas que esperaba disfrutar de las hermosas playas de Santa Marta se encontró con una desagradable sorpresa al denunciar la contaminación evidente del mar. Lo que debería haber sido un paseo ameno por las aguas cristalinas se transformó en un encuentro impactante con la realidad ambiental de la zona.

En un video compartido a este medio informativo por unos turistas que estaban de visita en Santa Marta, se observa claramente la lancha en cuestión, aparentemente en buen estado, emitiendo una densa nube de humo negro. Este humo, además de representar un problema inmediato para la salud de los ocupantes de la embarcación, se convierte en un símbolo evidente de la contaminación que afecta al ecosistema marino.

Lea también: El mariachi, símbolo de México, patrimonio de todos

Lo más alarmante es el reguero de aceite que la lancha dejó a su paso. La superficie del mar, que debería reflejar la pureza de la naturaleza, se ve manchada por una película aceitosa que amenaza la vida marina y la calidad del agua. Este incidente no solo es una afrenta a los visitantes que esperaban disfrutar de la belleza natural de Santa Marta, sino también una agresión directa al equilibrio ecológico que todos deberíamos proteger.


 Además de la contaminación del mar, en Santa Marta no hay muelles óptimos para el embarque y desembarque de las personas que disfrutan del transporte marino.
Además de la contaminación del mar, en Santa Marta no hay muelles óptimos para el embarque y desembarque de las personas que disfrutan del transporte marino.

 

 

No se puede pasar por alto

Los turistas, lejos de ser simples observadores, se mostraron indignados ante la situación. La belleza natural de Santa Marta fue opacada por la irresponsabilidad evidente de quienes manejan estas embarcaciones de recreo. No pudieron, y no quisieron, pasar por alto este atentado contra el medio ambiente.

Lea también: Las ardillas también tienen su personalidad

La pregunta que se plantea es, ¿quién responde por este acto irresponsable? La falta de conciencia ambiental y la ausencia de medidas preventivas por parte de quienes ofrecen estos servicios de alquiler de lanchas son cuestiones que no pueden ser pasadas por alto. Los turistas, como testigos directos, exigen respuestas y acciones concretas.

 

 Harold Estrada  Forero,  ambientalista.
Harold Estrada Forero, ambientalista.


Impacto en el medio ambiente

El vertido directo de aceite al mar no es solo un problema visual. Representa una amenaza inminente para la vida marina y la biodiversidad de la región. El aceite en el agua forma una película que impide la entrada de luz solar, afectando a las plantas y criaturas marinas que dependen de ella. Además, la toxicidad del aceite puede tener consecuencias a largo plazo en la salud de los organismos marinos y, por extensión, en la cadena alimentaria.

Quizás le interese: El mejor momento para aprender es ahora

Ante esta situación, el ambientalista Harold Estrada afirmó que: “El tema de las lanchas es un tema bastante preocupante porque esa contaminación no viene de ahora sino de hace muchos años y una de las autoridades que debe controlar eso es la Capitanía de Puertos, quienes expiden unos permisos de funcionamiento para las lanchas y para poder otorgarlo, el dueño de la lancha debe demostrar que su vehículo está en las condiciones óptimas para navegar en términos de seguridad y motor y sobretodo cuando son lanchas que cumplen servicios turísticos.Las afectaciones que tienen en los océanos estos combustibles que llegan al agua y también en toda la biodiversidad del sistema marino son impresionantes. Sería muy interesante hacer contacto con la Dimar para verificar qué normas están rigiendo en estos temas de navegación marítima.”. Además, asegura que quienes visitan las playas de El Rodadero en temporada turística, perciben que el agua desprende un olor a aceite y gasolina que es desagradable para los bañistas.

El derrame de aceite en el mar es uno de los problemas más preocupantes, debido a sus repercusiones directas en el bienestar del medio ambiente y del ecosistema marino.
El derrame de aceite en el mar es uno de los problemas más preocupantes, debido a sus repercusiones directas en el bienestar del medio ambiente y del ecosistema marino.


La llamada de atención a las autoridades

Ante esta situación, la principal preocupación recae en la inacción de las autoridades competentes. La falta de regulaciones efectivas y la ausencia de supervisión parecen haber permitido que estas prácticas contaminantes persistan sin consecuencias para los responsables. La pregunta urgente es: ¿dónde están las autoridades y qué están haciendo al respecto? EL INFORMADOR intentó establecer comunicación con las entidades competentes para aclarar este tema, pero no fue posible.

Esta situación no solo es un problema ambiental, sino también una violación directa de las normativas que deberían proteger los ecosistemas marinos. La indiferencia o la lentitud en la respuesta de las autoridades solo perpetúan estos actos dañinos y desafían el derecho de todos a disfrutar de un ambiente limpio y sostenible.

 

Es necesario portar la licencia para poder navegar

Poseer una licencia de alquiler de lancha conlleva diversas ventajas para los amantes de la navegación. En primer lugar, proporciona un sólido conocimiento de las normas de navegación y los requisitos de seguridad en el mar, permitiendo al navegante adquirir las habilidades y medidas necesarias para una travesía segura. Además, otorga una sensación de libertad al permitir al navegante explorar aguas interiores y costeras sin depender de un patrón o tripulante, brindando autonomía y control durante la travesía. La accesibilidad a actividades náuticas, como la pesca, el submarinismo y la exploración del paisaje marino, se amplía con esta licencia. Además, la comodidad se eleva, ya que el titular puede seleccionar su propia embarcación según preferencias personales, como velocidad, comodidad y tamaño. Por último, la licencia de navegación no solo facilita la experiencia de navegación, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades y la exploración de nuevos destinos acuáticos. En resumen, obtener un permiso de navegación va más allá de la legalidad; es la clave para disfrutar de la navegación con seguridad, libertad y una experiencia enriquecedora.

En Colombia, la navegación recreativa y comercial está regulada por estrictas normativas que buscan salvaguardar la seguridad de quienes se aventuran en las aguas del país. El incumplimiento de estas normas puede acarrear sanciones severas, reflejando el compromiso del gobierno colombiano en mantener un ambiente marítimo seguro y sostenible.

 El no poseer una licencia de navegación válida es una infracción seria. Aquellos que naveguen sin este documento podrían enfrentarse a una multa de hasta 15.000.000 pesos y enfrentar la posibilidad de la confiscación de su embarcación.

Lea, además: El payaso, los cómicos de la nariz roja, tiran la toalla

Ley 1242 de 2008

El Código Nacional de Navegación y Actividades Portuarias Fluviales defiende las actividades marítimas y dicta las siguientes disposiciones:

Artículo 17. Permiso de transporte turístico. Toda empresa de transporte fluvial de pasajeros, en la clasificación de turismo, está sujeta a la habilitación y permiso de operación otorgado por el Ministerio de Transporte, así como también a la vigilancia y control permanente de las autoridades que velan por el cumplimiento de las normas sobre navegación fluvial y de las condiciones de seguridad, salubridad e higiene de cada una de las embarcaciones.

Artículo 18. El Ministerio de Transporte a través de la dependencia que corresponda controlará y expedirá los permisos especiales para el funcionamiento y utilización de las embarcaciones como lanchas, botes inflables, bicicletas acuáticas, canoas, motos acuáticas, veleros, balsas, y otras, en los parques, lagos, lagunas, ríos y embalses, y exigirá a los participantes de las actividades turísticas, recreativas y deportivas la dotación respectiva, a fin de garantizar la seguridad integral del individuo.

Artículo 19. Las embarcaciones que presten el servicio de turismo, recreación y deporte, deberán estar dotadas de los equipos técnicos de salvamento, tales como chalecos salvavidas, equipos de primeros auxilios, bombas de achique y demás implementos para prevenir cualquier accidente.

Artículo 20. En caso de siniestros producidos a bordo, toda persona, sin distinción de jerarquía ni de funciones, debe colaborar desinteresadamente en forma activa, decidida y humanitaria en las operaciones necesarias según instrucciones impartidas por los oficiales de embarcación.

La situación de una lancha de transporte que incumple los reglamentos descritos en los Artículos 17, 18, 19 y 20 resalta la gravedad de la falta de mantenimiento y la negligencia en cuanto a las normativas de seguridad y operación. Contraviniendo el Artículo 17, que establece la necesidad de habilitación y permiso de operación otorgado por el Ministerio de Transporte para empresas de transporte fluvial de pasajeros, la lancha evidencia una clara carencia de supervisión y control.

Además, al no cumplir con el Artículo 18, que exige permisos especiales para el funcionamiento de embarcaciones en distintos entornos acuáticos y requiere dotación de equipos de seguridad, la lancha demuestra una falta de preparación y prevención ante posibles emergencias. La ausencia de chalecos salvavidas, equipos de primeros auxilios y bombas de achique, como estipula el Artículo 19, expone a los pasajeros y tripulación a riesgos innecesarios.

En caso de un siniestro, el incumplimiento del Artículo 20, que insta a la colaboración activa y decidida de todas las personas a bordo sin distinción de jerarquía, evidencia un claro desprecio por la seguridad y bienestar colectivos.

En resumen, la situación de la lancha refleja un incumplimiento flagrante de las leyes que buscan garantizar la seguridad, la higiene y las condiciones integrales en el transporte fluvial, poniendo en riesgo tanto a los usuarios como al medio ambiente marino.

 

 



Escrito por:
Autor: Jorge Cabana