El felino era demasiado pequeño para que lo vieran y hubiera terminado aplastado en la vía, si no fuera por el buen corazón de este agente de tránsito.
Varios motociclistas esperaban el cambio de semáforo, cuando el policía saltó a la avenida, paró frente a ellos, se agachó y recogió la bolita de pelos.
Era un gato callejero blanco,que andaba perdido en medio del tráfico que para su fortuna, tuvo en el uniformado a un salvador.
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