Primer domingo de Adviento

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la Solemnidad de la Navidad.

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Escrito por:

Rony Barrera

El Adviento es el período de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además, se encuentra en el comienzo del Año Litúrgico católico. Este año comenzará hoy 1 de diciembre y el último domingo de Adviento será el 22 de diciembre.

El Adviento es un tiempo especial de preparación con el que se da inicio a un nuevo ‘Año Litúrgico’, es decir, un nuevo año para la Iglesia Católica. El término ‘Adviento’ proviene del latín ‘adventus’, que significa ‘venida’, ‘llegada’.

El Adviento está organizado en torno a los cuatro domingos previos a la Navidad, que luego se integran en la gran celebración del Nacimiento de Jesucristo, Nuestro Salvador, y su posterior Epifanía. Los días de Adviento componen un camino litúrgico y espiritual cuyo núcleo es la espera de la llegada de Jesús, el Verbo Encarnado.

Este 2024 el Tiempo de Adviento empieza el domingo 3 de diciembre y termina el domingo 24 de diciembre.

La liturgia

Durante el Adviento, el color que se usa en la liturgia de la Iglesia es el morado. Este color simboliza austeridad y evoca sentido de penitencia. Se usa porque ayuda a que los fieles sean conscientes de la necesidad de la conversión, de “estar preparados”, de que hay que avivar los corazones ante la inminente llegada del Señor.

Las lecturas bíblicas durante el Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), pero también de otros pasajes proféticos del Antiguo Testamento. Todas en referencia a la llegada del Mesías.

El profeta Isaías, San Juan Bautista y María de Nazaret son presentados por la Iglesia como los grandes modelos para estar debidamente preparados para recibir al Salvador.

El Tiempo de Adviento está dividido en dos partes:

Primera parte

Desde el domingo 1 de diciembre, Primer Domingo de Adviento, hasta el 15 de diciembre. Esta etapa tiene marcado carácter escatológico, de cara a la “segunda venida”, es decir, la venida del Señor al final de los tiempos.

Segunda parte

Desde el lunes 16 de diciembre al domingo 22 de diciembre. A estos días se les denomina la ‘Semana Santa’ de la Navidad. Como último tramo previo al Nacimiento de Jesús, la Iglesia intensifica la preparación de los corazones orientándose a la meditación del misterio de la Encarnación, es decir, a la irrupción de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad en la historia: la Navidad.

Bendición de la Corona de Adviento

Bendición de la corona de adviento a cargo de un miembro de la familia:

Con frecuencia, en parroquias o colegios se organiza una bendición general de las coronas de adviento. En caso no fuera posible asistir a alguna de estas celebraciones, la bendición de la corona puede llevarse a cabo en el hogar a cargo del padre o la madre, o, en su defecto, de algún otro miembro de la familia, rezando esta sencilla oración:

Todos: en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.

Lector:

Señor Dios,

Bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla,

Despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de cristo

Practicando las buenas obras, y para que así,

Cuando él llegue, seamos admitidos en el reino de los cielos.

Te lo pedimos por cristo nuestro señor.

Todos: amén.

Bendición de la corona de adviento a cargo de un sacerdote:

Sacerdote: al comenzar este nuevo año litúrgico, vamos a bendecir, como comunidad cristiana, esta corona con la que inauguramos también el tiempo de adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida, nuestra vida de gracia, y la esperanza de ser mejores y unirnos más como comunidad.

Todos: por eso, al ir encendiendo, domingo tras domingo, los cirios de la corona, debemos significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de navidad: Jesucristo, nuestro señor, que viene para salvarnos.

Sacerdote: démosle gracias a dios por esta corona, pero especialmente porque nos permite estar reunidos, como comunidad, para darle gracias y bendecirlo.

Todos: te damos gracias, señor, porque siempre estás con nosotros en el camino de la vida, y porque nos ayudas a bendecirte y a tenerte presente cada día. Te damos gracias por nuestra convivencia comunitaria y por esta corona de adviento que hoy queremos bendecir, y ponerla aquí en tu nombre para que sea el centro de nuestra oración y reflexión comunitaria.

Sacerdote: escucha, pues, padre bueno, nuestras súplicas: bendice (+) esta corona de adviento, y al bendecirla, bendícenos también a nosotros como comunidad, danos tu paz, tu amor y tu unidad. Ayúdanos a vencer las tentaciones. No nos dejes caer en el pecado que nos aparta de Ti. Antes bien, ayúdanos a preparar la venida de tu hijo Jesucristo, luz del mundo, para que ilumine toda nuestra vida y nos guíe por el camino de la verdad y del bien, él que vive y reina contigo, en la unidad del espíritu santo, por los siglos de los siglos. Amén.

(se rocía la corona con agua bendita... Y se enciende la primera vela...).

Lector: si encendemos una vela es porque queremos alumbrar, porque queremos tener una señal que pueda ver aquel que viene hacia nosotros. La vela encendida es un signo externo de nuestra disposición interior de esperanza.

Todos: por eso, en este tiempo de adviento, seguiremos con atención y con buena disposición las enseñanzas de la palabra de dios en las lecturas dominicales, y nos prepararemos, de todo corazón, para la venida del señor a nuestra comunidad parroquial, a nuestra familia y a nuestra vida personal.

Lector: recordamos su venida histórica, cuando el hijo de dios nace como hijo de maría, como hombre para habitar entre los hombres; acogemos su venida litúrgica en cada eucaristía, en su palabra y en la comunión; y esperamos con viva fe su venida escatológica, al final de los tiempos.

Todos: encender una vela tiene sentido en la medida en que, personal, familiar y comunitariamente, nos dispongamos a recibir al hijo de dios, a nuestro señor Jesucristo, que viene a nosotros para salvarnos.

Sacerdote: Cristo, en su evangelio, nos invita a "velar y a estar preparados, porque no sabemos cuándo llegará el momento".

Todos: por eso, nos comprometemos a prepararnos en familia a través del perdón, de la comprensión y del amor entre esposo y esposa, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, y entre amigos y compañeros.

Nos comprometemos, también, a manifestar nuestro cariño y buena voluntad para con los amigos y vecinos, sobre todo, estando dispuestos a prestar ayuda si alguien necesita de nosotros, de nuestro tiempo, de nuestro servicio y de nuestras cosas.

Y le pedimos a Dios, nuestro señor, su gracia y su fuerza para cumplir fielmente estos propósitos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Sacerdote: (bendición solemne de adviento) que dios, omnipotente y misericordioso…

Todos: nos santifique con la celebración de este adviento y nos llene de sus bendiciones, ya que creemos que cristo vino al mundo y esperamos su retorno glorioso. Amén.

Sacerdote: Dios, fuente de vida y alegría…

Todos: nos conceda permanecer firmes en la fe, alegres en la esperanza y eficaces en la caridad. Amén.

Sacerdote: que dios, origen de toda bondad…

Todos: nos enriquezca con los premios eternos cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria. Amén.

Sacerdote: y la bendición de dios todopoderoso, padre, hijo y espíritu santo, descienda sobre todos ustedes.

Todos: amén.

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