Esta patología provoca una contracción involuntaria del músculo de las cuerdas vocales, que hace que quien la sufre hable de forma entrecortada.
¿A quiénes afecta más esta patología?
Es usual que profesores y otros profesionales sean los más afectados, ya que utilizan durante varias horas al día la voz como su herramienta de trabajo.
La aparición de esta enfermedad es un proceso progresivo, generalmente las personas se van adaptando a las modificaciones que sufre su voz. Esto dificulta su identificación como un problema de salud generado por su trabajo, retrasando el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, ya sea en su etapa inicial, aguda o severa.
Síntomas y causas
Por lo general, esta enfermedad es causada por un problema en las cuerdas vocales o cuando la laringe se inflama (laringitis). Su principal síntoma es una voz más ronca o áspera de lo habitual, que puede sonar forzada o ahogada al hablar y que significa que la persona tenga que hacer un esfuerzo extra para poder expresarse.
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Causas:
Alergias que afectan el sistema respiratorio
Tos, provocada por alergias o alguna enfermedad, como la bronquitis
Uso excesivo de la voz
Aneurismas en la parte superior de la aorta
Cuerpos extraños ubicados en el esófago o la tráquea
Fumar y beber en exceso, en especial si se combinan ambos
Ingesta de líquidos químicos
Amigdalitis
Tratamiento
No existe un tratamiento médico que sea específico para la disfonía. Si estamos en presencia de enfermedades que puedan provocarla, el médico debe indicar el tratamiento más adecuado para la persona. De lo contrario, algunas medidas son:
Reposo y tiempo, cuando esta no está asociada a otras enfermedades
Tratar de no hablar a menos que sea estrictamente necesario
No susurrar, así se causa más tensión en las cuerdas vocales que al hablar
Evitar o disminuir el consumo de cigarrillo
Utilizar un vaporizador para humidificar el aire y eliminar partículas en suspensión
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Tomar bastante
líquido
Prevención
Para prevenir una disfonía podemos seguir estos sencillos consejos:
Eliminar el consumo de tabaco
Evitar agentes deshidratantes como el alcohol o la cafeína
Beber abundantes líquidos
Mantener la humidificación del ambiente
Suspender el consumo de especias picantes y de alcohol en la dieta
No usar la voz por demasiado tiempo y a gran volumen
Si se usa la voz de forma profesional es recomendable buscar entrenamiento y el apoyo de un fonoaudiólogo
Evitar hablar o cantar cuando la voz está dañada
La disfonía siempre debe ser evaluada por un médico otorrinolaringólogo, ya que es este especialista quien dispone de la formación y los medios técnicos adecuados para la correcta exploración de la laringe y una buena observación de las cuerdas vocales.