El papa Francisco viaja al centro de la Europa soberanista y antimigración

Francisco ha insistido en todos sus discursos en la necesidad de la acogida de migrantes, en la medida de las posibilidades de cada país.

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El pasado domingo, Francisco pedía desde la plaza de San Pedro que los países acogieran a los afganos que huyen de su país.
El papa Francisco, cuya defensa de los migrantes y refugiados se ha convertido en uno de los símbolos de su pontificado, viaja este domingo a Hungría y Eslovaquia, dos de los países más soberanistas de Europa, que han cerrado sus puertas a una inmigración que criminalizan sin reparos, relacionándola con el terrorismo.

El pasado domingo, Francisco pedía desde la plaza de San Pedro que los países acogieran a los afganos que huyen de su país en busca de refugio y se reunía con algunos de ellos llegados a Italia, mientras Eslovaquia y Hungría, que visitará del 12 al 15 de septiembre, se mostraban, junto con otros países de la Unión Europea, en contra de la acogida de los que escapaban tras la llegada al poder de los talibanes.

En este escenario comienza el próximo viaje internacional del papa, que sólo pasará unas horas en Hungría para oficiar la misa de clausura del Congreso Eucarístico, ya que no se ha organizado una visita oficial al país, lo que evidencia las divergencias entre el pontífice y la política soberanista y antimigración del primer ministro, Viktor Orbán.

Primera reunión con orbán

El Vaticano y el Gobierno húngaro se alejaron en plena crisis migratoria de 2015, cuando centenares de miles de refugiados cruzaron ese país intentando llegar a las naciones más ricas de Europa.

El Ejecutivo del calvinista Orbán, que se define como defensor de "los valores europeos y cristianos", lanzó entonces una campaña política contra los refugiados que se mantiene hasta hoy, relacionándolos con el terrorismo y mostrándolos como personas ajenas a la cultura occidental y cristiana.
La visita a eslovaquia impulsada por la presidenta

Tanto Hungría como Eslovaquia forman parte del grupo Visegrado (junto con República Checa y Polonia) que son el núcleo duro de la UE contra la migración,"los chicos malos de Europa", como los autodenomino el entonces ministro de Exteriores húngaro Péter Szijjártó.

Este grupo en un reciente comunicado ya advirtió ante la crisis en Afganistán que "la inmigración ilegal incontrolada representa una de las amenazas más graves para la seguridad y la cohesión de la Unión Europea y que los ciudadanos esperan acciones creíbles para hacer frente a este fenómeno".

Ambos países son según datos de la UE los que han realizado más devoluciones de los migrantes llegados a sus países en 2020: Hungría (90 %), Austria (62 %) y Eslovaquia (57 %).
En el caso de Eslovaquia sí que se tratará de una visita apostólica y por tanto habrá reuniones con el primer ministro, el conservador Eduard Heger, aliado de Orban en las politicas antimigratorias, pero que ha expresado su satisfacción por la llegada del papa a un país en el que el 62 por ciento son católicos.

Aunque la verdadera impulsora de esta visita es la presidenta del país, Zuzana Caputová, una exabogada de 48 años, representa una nueva generación de líderes europeos que apoya completamente las políticas ambientalistas y muy alejada de los líderes nacionalistas-populistas. EFE