Héroes polinizadores

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Sin la polinización de estos insectos, 7 de cada 10 frutas desaparecerían, la producción de alimentos caerían un 35% y el precio de estos se dispararía.
Las abejas y otros polinizadores, como las mariposas, los murciélagos y los colibríes, se ven cada vez más amenazados por las actividades del ser humano, por ello, para crear conciencia sobre la importancia de estos, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, la ONU declaró el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas.

Las abejas son polinizadores por excelencia y tienen una función esencial para el equilibrio de la naturaleza, puesto que contribuyen a la supervivencia de muchas especies de plantas que se reproducen gracias al transporte de polen que llevan a cabo estas pequeñas al alimentarse del néctar de las flores. Muchas de estas plantas se usan para producir algunos de nuestros alimentos.

Importancia de las abejas

Alimentos como zanahorias, berenjenas, calabazas, calabacines, coles, o frutas como los kiwis, las sandías, los melocotones o los melones, dependen de la polinización de esta especie, que aunque no lleguen a desaparecer, su producción podría ser tan baja que se tendrán que pagar a un precio muy elevado.

La polinización de las abejas es el proceso por el que el polen es transferido de los órganos masculinos de las flores a los femeninos, lo que produce la fecundación y da lugar a la generación de frutos y semillas. Sin esta polinización, 7 de cada 10 frutas desaparecerían.

En peligro

Pese a su importancia para la naturaleza, las abejas están en grave peligro. tienen contabilizadas actualmente, que se ubican en 2.300.

Hay diversas razones por las que se está aumentando la disminución de esta especie, como lo son el cambio climático, al subir la temperatura las lluvias llegan tarde, no se da la floración a tiempo, no surgen los frutos necesarios y las abejas tampoco tienen de qué alimentarse. Además, con la inestabilidad de la temperatura que sube en ciertas regiones se afecta su labor y trabajo en esas zonas.

El uso de agroquímicos como herbicidas, fungicidas, insecticidas y vitaminas en las plantaciones las afecta gravemente. En este contexto Francia se convirtió en el primer país europeo en anunciar hace unas semanas la prohibición de cinco pesticidas que podrían incidir en la desaparición de las poblaciones de abejas.

En 2016, el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos las incluyó en la lista de especies en peligro de extinción, debido a la acelerada reducción de sus poblaciones.



Las Abejas y el Coronavirus


De polinizadoras a investigadoras. Las abejas también pueden detectar el coronavirus, al igual que pueden identificar una flor a varios kilómetros de distancia también pueden hacerlo con el virus. Antes hay que entrenarlas y los científicos holandeses que están llevando a cabo la investigación lo hacen con agua azucarada. El método que utilizan es presentarles muestras negativas y positivas de coronavirus, cuando aciertan les dan agua azucarada como premio. Después, extienden la lengua ellas solas. Aprenden rápido gracias a su finísimo olfato y al juego de estímulo-respuesta. El coronavirus, como otras enfermedades, provoca cambios metabólicos en el cuerpo y hace que este emita olores específicos que las abejas son capaces de identificar. No hace falta esperar horas para saber el resultado, las abejas lo conocen en segundos. Esta técnica de detección del virus es vital para países pobres donde los test son escasos. "Son muy baratas y pueden entrenarse en regiones donde no hay test disponibles", afirma Wim Var Der Poel, profesor de virología.



Las reinas de la biodiversidad en Colombia

En Colombia se registran al menos unas 550 especies de abejas, cifra que se considera subestimada, pues se calcula que el número podría ascender a 1445 especies, situando al país entre los primeros lugares en número de especies en Latinoamérica, junto con México y Brasil. El inventario de especies de abejas está aún en proceso, y se calcula que falta por conocer un 60 % de las especies del país. En Colombia hay varias estrategias que promueven la conservación de las abejas, entre ellas está: la Iniciativa Colombiana de Polinizadores, liderada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible MADS, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y la Universidad Nacional. Esta iniciativa busca el fortalecimiento de la gestión alrededor del conocimiento de las abejas nativas y la valoración integral del servicio ecosistémico de la polinización. El ministerio de Agricultura ha trabajado en el proyecto de ley apícola, que busca crear mecanismos de defensa de las abejas y la actividad de la apicultura en Colombia.