El hecho ocurrió en un evento realizado en el parque de la Leyenda Vallenata de Valledupar, en el año 2011.
Con un plazo máximo de 10 meses, el cantante y las intituciones mencionadas deberán indemnizar a un trabajador que resultó gravemente herido durante un concierto del artista que se llevó a cabo el 2 de septiembre del año 2011.
El hombre, identificado como José Luis Jurado Bareta, era miembro del equipo logístico. El hecho sucedió en medio de una pelea protagonizada por dos fanáticos del cantante que no lograron ingresar al concierto.
Sin esperarlo, recibió una pedrada en su cabeza, por lo que tuvo que ser trasladado de emergencia a un centro clínico en el que estuvo durante varias semanas internado en la unidad de cuidados intensivos, y en estado de coma.
Cuando despertó, el personaje aseguró haber perdido varias capacidades mentales y motoras gracias al golpe propinado por un agresor que después de 10 años, no ha podido ser identificado por las autoridades.
Luego de ser operado en repetidas ocasiones, además de tener que responder por sus constantes encuentros con neurólogos, José Luis decidió hacer una demanda formal, pues los costos médicos fueron bastantes elevados.
En dicha demanda reveló que la organización del concierto, el cual hacía parte del tour 'No me compares con nadie', hubo muchas "irregularidades y falencias en la seguridad", afirmando que la Alcaldía, la policía y el equipo del artista, hicieron muchas omisiones.
Finalmente, el Tribunal determinó que efectivamente hubo fallas graves en el esquema de seguridad, explicando que, de haber existido más control en el ingreso de los asistentes, no hubiese existido ese ni ningún otro disturbio.
A la hora de hacer el dictamen oficial, se evidenciaron las afectaciones que tuvo el trabajador, incluyendo la pérdida de sus capacidades laborales por un trauma craneoencefálico. Así mismo, el fallo ordena indeminzar con $500 millones de pesos no solo a José, también a su mamá, dos hermanos y su abuela materna.
La Fundación Leyenda Vallenata, tras conocer la decisión del juez a cargo, dejó claro que en esa época fue firmada una clausula donde se indicaba que el "arrendatario" asumiría todas las responsabilidades ante los hechos que pudiesen presentarse durante el concierto.