La industria ha sido importante en la fabricación de elementos que protejen a las personas del Covid-19, pero también ha llegado a preocupar a las autoridades ambientales.
La crisis generada por la pandemia del coronavirus ha desembocado un aumento en el consumo de los plásticos de un solo uso, en este caso se hace referencia a los materiales de bioseguridad que, en los últimos meses, se han convertido casi en elementos de primera necesidad en los hogares colombianos, eso sin contar los de uso hospitalario.
Las bolsas de plástico son el objeto que mejor define la cultura del consumismo, basada en el usar y tirar, aún sabiendo que su descomposición ronda desde los 100 a los 1000 años.
Hoy se celebra el Día Internacional libre de bolsas de plástico, una fecha que pretende reducir las bolsas de plástico de un solo uso y fomentar su consumo responsable. Sin embargo, con la coyuntura del Covid-19, ha llegado una preocupación más para las autoridades ambientales.
De acuerdo con la directora del Departamento Administrativo Distrital de Sostenibilidad Ambiental, Dadsa, Patricia Caicedo, en Santa Marta se ha notado el aumento del consumo de materiales de bioseguridad por parte de los samarios y que en su mayoría estarían dando una mala disposición de estos. La funcionaria agregó que se debe a que muchas veces los recicladores al momento de buscar lo que necesitan, ocurre que terminan elementos como guantes de látex y tapabocas en el suelo.
Las mascarillas de un solo uso, no son la única opción, aunque no existen cifras oficiales, se sabe que la masificación del uso de mascarillas ha generado gran cantidad de residuos en los meses de cuarentena; todo por los cambios en los patrones de consumo de la ciudadanía.
Desde antes que iniciara esta crisis por la pandemia, la capital magdalenense viene en un proceso para convertir a Santa Marta como la primera ciudad del país libre de plástico, con el plan estratégico ‘Desplastifica tu Ciudad’, el cual va encaminado a preservar las fuentes hídricas principalmente, la fauna y flora marina que son afectadas con todo tipo de plásticos.
Santa Marta es una zona costera de constantes corrientes marítimas por lo que, según la directora del Dadsa, se deben asumir responsabilidades y regular el uso del plástico para generar una conciencia ecológica en el país.