Miércoles Santo: la historia de una traición

El evangelio de hoy,. cuenta como Judas incurrió en una traición a Jesún al venderlo por 30 monedas de oro a los sumos sacerdotes.

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Hoy el evangelio es una invitación a finalizar las traiciones en nuestro entorno, que, en ocasiones, suelen convertirse en acciones mecánicas. El padre Mario González nos explica la traición de Judas y las diferencias que esta tiene con las que diariamente cometemos en el mundo terrenal.

Reflexión del Padre Mario González, asilo Sagrado Corazón de Jesús y María de Santa Marta.

 Padre Mario González.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El pecado está presente en la historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo o dar a esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en su verdadera identidad de rechazo y oposición a Dios, aunque continúe pesando sobre la vida del hombre y sobre la historia". La historia del pecado es la historia de la traición, cuando miramos el acontecimiento del pecado de Judas qué es lo que contemplamos sino el relato de una traición, y quizá hasta nos indignamos al contemplarlo, pero es lo mismo que sucede con tu pecado y con el mío ¿qué diferencia hay entre la traición de Judas, mi traición y la tuya?

Desde el primer pecado, una verdadera invasión de pecado inunda el mundo: el fratricidio cometido por Caín en Abel, la corrupción universal, a raíz del pecado, en la historia de Israel, el pecado se manifiesta frecuentemente, sobre todo como una infidelidad al Dios de la Alianza y como transgresión de la Ley de Moisés, el mismo pecado de Judas, incluso tras la Redención de Cristo, entre los cristianos, el pecado se manifiesta de múltiples maneras. La Escritura y la Tradición de la Iglesia no cesan de recordar la presencia y la universalidad del pecado en la historia del hombre, no es una realidad ajena a nuestra propia historia, aunque muchos hoy pretendan eliminar esta realidad y eliminar la realidad del pecado, incluso muchos que se dicen cristianos, la contundencia de los efectos del pecado, en nuestras propias vidas y en la vida de la sociedad son avasalladoras.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán. San Pablo lo afirma: "Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores" dice además "Como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron..." A la universalidad del pecado y de la muerte, el apóstol opone la universalidad de la salvación en Cristo: "Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de Cristo) procura a todos una justificación que da la vida".

Que en estos días santos, reconozcamos la maldad del pecado y las consecuencias y efectos que éste tiene en nuestras vidas y que tomemos la decisión de luchar contra el pecado contando siempre con el auxilio de la Gracia Divina.

Que Santa María la concebida sin mancha de pecado interceda por nosotros y nos acompañe en nuestra lucha.