El chaleco vegetal

El fenómeno de polinización que ocurre en los chalecos y unos modelos mostrando el sistema. Foto: Foreground Design Agency

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Un chaleco portátil en el que se siembran y cultivan plantas, aprovecha la humedad del cuerpo y los desechos de las criaturas del entorno, ofreciendo una herramienta imaginativa para disponer de vegetales comestibles, en un degradado mundo futuro.

Por Ricardo Segura.
EFE/Reportajes
Cuando la arquitecta paisajista Aroussiak Gabrielian estaba embarazada observó la capacidad de su cuerpo para producir y entregar a su hija los nutrientes que necesitaba.
Por entonces preparaba un trabajo sobre las maneras en que los seres humanos podrían aumentar sus capacidades o adquirir otras nuevas en el futuro, sobrepasando sus actuales limitaciones.
Gabrielian se preguntó si los seres humanos podrían utilizar sus propios cuerpos, no solo para alimentar a sus bebés, sino además como un soporte para cultivar sus plantas personales.
Imaginó una indumentaria especial que se nutriera con los fluidos corporales, para disponer así de una fuente adicional de alimentos, convirtiéndose en un nuevo ecosistema portátil a la vida vegetal y animal.

 Montaje con el chaleco vegetal y la cosecha que puede producir. Foto: Foreground Design Agency

Así surgió, según la revista Fast Company, el diseño del Posthuman Habitats (PH), un chaleco hecho de un fieltro que retiene la humedad y en el que se incrustan las semillas.

El chaleco Posthuman Habitats es un ecosistema portátil para cultivar comestibles, que irriga las plantas con el agua extraída del sudor y la orina de su usuario, según la arquitecta paisajista Aroussiak Gabrielian.
Esta prenda funciona como un huerto portátil “de quita y pon” y podría servir de inspiración para ofrecer soluciones innovadoras para quienes vivan en un futuro planeta Tierra con escasez de alimentos, agua y tierras de cultivo.
Un lugar imaginado donde los suelos estarían degradados y la población tendría que llevar una vida más nómada, emigrando periódicamente para huir de adversidades climáticas y ambientales.

Huerto portátil
Los diseños de Gabrielian, profesora asistente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Sureste de California (https://arch.usc.edu) en EEUU y cofundadora de la agencia Foreground (www.foreground-da.com), se enfocan en los hipotéticos futuros ambientales que podría enfrentar la Humanidad y ha recibido numerosos premios internacionales.
Su primer prototipo de chaleco vegetal consta de capas para cultivo y se cosecharon cuarenta variedades de plantas para preparar bocadillos vegetales, en una demostración de lo que, según Gabrielian, sería un ejemplo de la comida del futuro.
En él se cultivaron repollos, rúcula, brécol, rábano, lechuga, col rizada, cacahuete, guisantes, champiñones, cebollas y fresas, además de hierbas culinarias como salvia, romero y tomillo de limón, según Fast.
La mayoría de los cultivos fueron brotes tiernos, germinados o pequeñas hojas de plantas, sembrados en el fieltro, mientras que otras verduras fueron plantadas dentro del chaleco en pequeñas bolsas de tierra.

 Chaleco vegetal en evolución y en descanso. Foto: ALTROSAZIO-Roma (Foreground Design Agency)

Según Gabrielian, cada chaleco funciona como un ecosistema abierto que interactúa con las criaturas del entorno y recibe los insumos que éstas generan.
El chaleco de fieltro especial, aloja en sus capas distintos tipos de organismos involucrados en la cadena alimentaria.

Está hecho de un fieltro que retiene la humedad y en el que se incrustan las semillas. Puede llevarse puesto y después colocarlo en un soporte. Permite cultivar brotes de verduras y hierbas, legumbres, frutas y hongos, de acuerdo a Gabrielian.
Al crecer hierbas, verduras, frutas, legumbres y hongos, éstos convierten el dióxido de carbono en azúcar y oxígeno mediante la fotosíntesis.
EL PH es el hábitat de insectos polinizadores que ayudan a regenerar la cubierta vegetal.

En simbiosis con el ser humano
Este ecosistema se riega mediante la orina de quien lo lleva puesto, la cual se recolecta por medio de un catéter y se filtra hasta obtener agua al atravesar una membrana semipermeable, mediante una tecnología de la NASA llamada ‘ósmosis inversa’.
Los cultivos sembrados en el chaleco reciben los nutrientes y fertilizantes naturales procedentes de la materia orgánica de desecho de las propias plantas, que es procesada por gusanos y otros insectos y de los organismos muertos, que contribuyen a la capa de humus.
“Cuando no se llevan puestas, las prendas se colocan sobre unos soportes similares a maniquíes, conectados a un sistema que les proporciona soporte vital, irrigándolos con agua (orina almacenada y filtrada) y nutrientes, y que lleva sensores que activan la bomba de agua cuando es necesario”, según Gabrielian.
La experta explica a Efe que, aunque este proyecto puede tener aplicaciones prácticas, lo diseñó para ofrecer una narrativa alternativa del futuro más ética, inclusiva y justa que nuestros actuales paradigmas de existencia.