Testigos del deshielo de los “sabios” glaciares bolivianos

Imagen del nevado Huayna Potosí en La Paz que es afectado por el cambio climático. EFE/ Martin Alipaz

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Una de las mayores experiencias que atraen a turistas de todo el mundo hacia Bolivia es el ascenso a sus montañas, desde el desafiante Sajama en el altiplano hasta el Huayna Potosí cerca de La Paz a 6.088 metros sobre el nivel del mar. Pero los “sabios” glaciares se derriten por el calentamiento global.

Por Yolanda Salazar.
EFE/REPORTAJES
Todos los glaciares tropicales de Bolivia que están cubiertos de hielo y nieve y que han recibido en sus picos a muchos visitantes de todo el mundo, tienen un problema en común: el acelerado derretimiento del manto blanco que les caracteriza, a causa del calentamiento global.
No solo se está perdiendo este tesoro natural como sucede en el resto del planeta, sino que con el hielo derretido se va también en este país americano todo el legado espiritual que estos “sabios” de la montaña representan para quienes la habitan desde hace siglos.

Los glaciares tropicales son unas de las principales víctimas de la crisis climática, pues son sensibles a las variaciones de temperatura y se los considera como los “termómetros” del avance del calentamiento global, comentó a Efe el responsable para Bolivia del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares, Álvaro Soruco.
 El director de la fundación Ponchos Blancos, Óscar Salinas, que realiza caminatas por los distintos glaciares de Bolivia para concienciar sobre su importancia.EFE/Martin Alipaz

El retroceso de los glaciares
Los guías de montaña son precisamente los principales testigos de los cambios en estos glaciares, que han recorrido por años y en los que han notado variaciones “alarmantes” en el espesor de la nieve y el hielo.
El Huayna Potosí es uno de sus favoritos, uno de los imponentes glaciares que sufre de las consecuencias de la crisis climática.
En una visita a este nevado, Efe constató como la “falda” del glaciar está llena de piedras, que mientras uno va ascendiendo se tornan de un color más oscuro.
El guía explicó que hace muchos años atrás esas “piedras quemadas” estaban cubiertas de nieve.
El deshielo afecta el trabajo de Gonzales, como de muchos otros guías, porque cada vez hay menos hielo para hacer alpinismo, y algunas rutas ya no son tan visitadas porque hay más rocas que nieve, lo que las hace poco atractivas.

Los guías de montaña son precisamente los principales testigos de los cambios en estos glaciares, que han recorrido por años y en los que han notado variaciones “alarmantes” en el espesor de la nieve y el hielo.
 Una de las caminatas con la Fundación Ponchos Blancos en el nevado Huayna Potosí en La Paz, para concienciar sobre la importancia de los glaciares y el deshielo que está ocurriendo. EFE/Martin Alipaz.

La situación de los glaciares
Los glaciares tropicales son unas de las principales víctimas de la crisis climática, pues son sensibles a las variaciones de temperatura y se los considera como los “termómetros” del avance del calentamiento global, comentó a Efe el responsable para Bolivia del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares (WGMS, en sus siglas en inglés), Álvaro Soruco.
El experto realizó un monitoreo de algunos de los glaciares tropicales en el país y, en general, desde 1975 se perdió al menos el 50% de la cobertura de los nevados.
El 80% de los glaciares afectados son nevados por debajo de los 5.400 metros de altitud que, por año, pierden 1,20 metros de láminas de agua.
Los más grandes, a más altura, pierden 60 centímetros de lámina de agua cada gestión, según Soruco.
A esto hay que sumar el efecto que tendrá en los glaciares el incendio de la Chiquitania boliviana, que arrasó millones de hectáreas en el este del país y que es considerado uno de los más devastadores del pasado año en todo el planeta.
Los mantos blancos de las distintas montañas corren el riesgo de ser contaminadas con partículas de “carbono negro”, más conocido como hollín, que viajan en el viento o en la lluvia y que, al depositarse en los glaciares, aceleran aún más su deshielo, advirtió Soruco.
Esas partículas absorben la luz solar y esto acelera su derretimiento, pero también a “futuro” este hecho puede afectar en la frecuencia e intensidad de las lluvias, según el especialista.

El agua, en riesgo
Los glaciares son reservas muy importantes de agua dulce que en muchos casos proveen a ciudades como La Paz y su vecina El Alto, pero el acelerado deshielo en un futuro podría afectar el suministro.
Según Soruco, los glaciares en el país contribuyen un 15% al suministro de agua y un 27% en épocas secas, por lo cual su conservación es primordial.
Para Pablo Arce, un poblador de la comunidad Llaullini, que se encuentra cerca del nevado Huayna Potosí, el agua de este glaciar es esencial para sus cultivos como también para alimentar a sus animales.
Todos los glaciares tropicales de Bolivia que están cubiertos de hielo y nieve y que han recibido en sus picos a muchos visitantes de todo el mundo, tienen un problema en común: el acelerado derretimiento del manto blanco que les caracteriza, a causa del calentamiento global.No solo se está perdiendo este tesoro natural como sucede en el resto del planeta, sino que con el hielo derretido se va también en este país americano todo el legado espiritual que estos “sabios” de la montaña representan para quienes la habitan desde hace siglos.
El retroceso de los glaciares Los guías de montaña son precisamente los principales testigos de los cambios en estos glaciares, que han recorrido por años y en los que han notado variaciones “alarmantes” en el espesor de la nieve y el hielo.El Huayna Potosí es uno de sus favoritos, uno de los imponentes glaciares que sufre de las consecuencias de la crisis climática.En una visita a este nevado, Efe constató como la “falda” del glaciar está llena de piedras, que mientras uno va ascendiendo se tornan de un color más oscuro.El guía explicó que hace muchos años atrás esas “piedras quemadas” estaban cubiertas de nieve.El deshielo afecta el trabajo de Gonzales, como de muchos otros guías, porque cada vez hay menos hielo para hacer alpinismo, y algunas rutas ya no son tan visitadas porque hay más rocas que nieve, lo que las hace poco atractivas.
La situación de los glaciares Los glaciares tropicales son unas de las principales víctimas de la crisis climática, pues son sensibles a las variaciones de temperatura y se los considera como los “termómetros” del avance del calentamiento global, comentó a Efe el responsable para Bolivia del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares (WGMS, en sus siglas en inglés), Álvaro Soruco.El experto realizó un monitoreo de algunos de los glaciares tropicales en el país y, en general, desde 1975 se perdió al menos el 50% de la cobertura de los nevados.El 80% de los glaciares afectados son nevados por debajo de los 5.400 metros de altitud que, por año, pierden 1,20 metros de láminas de agua.Los más grandes, a más altura, pierden 60 centímetros de lámina de agua cada gestión, según Soruco.A esto hay que sumar el efecto que tendrá en los glaciares el incendio de la Chiquitania boliviana, que arrasó millones de hectáreas en el este del país y que es considerado uno de los más devastadores del pasado año en todo el planeta.Los mantos blancos de las distintas montañas corren el riesgo de ser contaminadas con partículas de “carbono negro”, más conocido como hollín, que viajan en el viento o en la lluvia y que, al depositarse en los glaciares, aceleran aún más su deshielo, advirtió Soruco.Esas partículas absorben la luz solar y esto acelera su derretimiento, pero también a “futuro” este hecho puede afectar en la frecuencia e intensidad de las lluvias, según el especialista.
El agua, en riesgo Los glaciares son reservas muy importantes de agua dulce que en muchos casos proveen a ciudades como La Paz y su vecina El Alto, pero el acelerado deshielo en un futuro podría afectar el suministro.Según Soruco, los glaciares en el país contribuyen un 15% al suministro de agua y un 27% en épocas secas, por lo cual su conservación es primordial.Para Pablo Arce, un poblador de la comunidad Llaullini, que se encuentra cerca del nevado Huayna Potosí, el agua de este glaciar es esencial para sus cultivos como también para alimentar a sus animales.