Iglesia Católica de fiesta por la Inmaculada Concepción

Inmaculada Concepción

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Entre todas las festividades que celebra la Iglesia en honor de la Santísima Virgen, no hay otra que sea más gloriosa que la de la Inmaculada Concepción; por tanto, ninguna debe excitar más la devoción de los fieles.
El dogma de la Inmaculada Concepción sostiene la creencia de que la madre de Jesús no fue alcanzada por el pecado original, sino que estuvo libre de todo pecado desde el primer instante de su gestación. Esta celebración no debe confundirse con la maternidad virginal de María, según lo cual Jesús fue concebido sin intervención de varón, por lo que ella permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.
La doctrina fue definida como dogma de fe el 8 de diciembre de 1854, por la bula Ineffabilis Deus del papa Pío IX.
Desde ese día se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción en toda la iglesia Católica, aunque no entre los fieles de las iglesias protestantes y los Testigos de Jehová.
Pero la respuesta del catolicismo es que solo María tenía que mantenerse libre de pecado, pues ella iba a concebir a Cristo, mientras que sus ancestros no.
Según el dogma, Dios preservó a María libre de toda mancha o efecto del pecado original, que fue transmitido a todos los hombres y mujeres por ser descendientes de Adán y Eva.
La expresión "llena eres de gracia" (Gratia Plena) contenida en el Saludo del Ángel (Lucas 1,28) y también en el Ave María, reafirman la doctrina de ser libre de pecado por la gracia de Dios.
La creencia en la Inmaculada Concepción arraigó especialmente en España, donde numerosos templos, capillas, ermitas y monumentos le fueron dedicados.
Además, María fue nombrada patrona del reino por Carlos III, quien además creó la Orden de Carlos III en su honor.

Pío Nono declaró esta celebración
Formalmente, el Día de la Inmaculada Concepción fue declarado el 8 de diciembre de 1854, por el Papa en ejercicio en ese entonces, Pío Nono. Su Santidad, después de recibir peticiones de diversas universidades católicas de todo el mundo, se congregó en la iglesia más grande e imponente del mundo, la Basílica de San Pedro, en Roma (Italia) y realizó el anuncio:
"Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe", dijo ante más de 200 obispos y embajadores y miles de fieles presentes.
En ese momento, sonaron al unísono las 300 campanas de las torres de Roma y se echaron a volar miles de palomas mensajeras. Simultáneamente, en todos los templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor a la Inmaculada Concepción.
"Hoy, la Iglesia contempla con gratitud y con asombro, las maravillas hechas por la Virgen María.


Con una solemne eucaristía en la Catedral Basílica, se llevó a cabo el día de ayer la celebración del Día de la Inmaculada Concepción.

Datos que necesitas saber sobre la Inmaculada Concepción
¿A quién se refiere la Inmaculada Concepción?
La Inmaculada Concepción hace referencia a la manera especial en que fue concebida María. Esta concepción no fue virginal ya que ella tuvo un padre y una madre humanos, pero fue especial y única de otra manera.

¿María nunca pecó?
Sí. Debido a la forma de redención que se aplicó a María en el momento de su concepción, ella no solo fue protegida del pecado original, sino también del pecado personal.
El catecismo lo explica en el número 493 que los padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo". Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.

¿Era necesario para Dios que María fuera inmaculada en su concepción para que pudiera ser Madre de Jesús?
No. La Iglesia sólo habla de la Inmaculada Concepción como algo que era "apropiado", algo que hizo de María una "morada apropiada" (es decir, una vivienda adecuada) para el Hijo de Dios, no algo que era necesario.
Al respecto, los padres de la Iglesia afirmaron “que la misma santísima Virgen fue por gracia limpia de toda mancha de pecado y libre de toda mácula de cuerpo, alma y entendimiento, y que siempre estuvo con Dios, y unida con Él con eterna alianza, y que nunca estuvo en las tinieblas, sino en la luz, y, de consiguiente, que fue aptísima morada para Cristo, no por disposición corporal, sino por la gracia original”, explicó el Papa Pío IX.