La famosa Ragú

Maripau Carrillo Abello, estudiante de cocina en Montevideo (Uruguay).

Invitados a la Mesa
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Una receta práctica y sencilla para hacer una excelente boloñesa, es la que nos presenta en oportunidad Maripau Carrillo, la madre de Taliana Vargas. Para ella esta salsa expresa una forma de amor hacia la familia, al preparar unas deliciosas pastas acompañadas de Ragú, como se le conoce en Italia.

 

Esta es una receta exquisita, la pruebas y te la quieres comer toda, pero no puedes. Todas mis recetas son para compartir, seductoras con sello de garantía para perdonar o ser perdonados; para después o antes de. Para saber qué camino tomar en plena incertidumbre, para oír claramente nuestra alma, para resaltar las virtudes y opacar nuestros defectos, para cocinar con alegría y compartir sonrisas entre miradas satisfechas.

Pero en primer lugar para celebrar la vida, el lujo de estar vivos hoy. Esta garantía sellada en tus sentimientos solo se cumple si al momento de preparar las recetas logras una atmosfera de paz, amor y alegría al prepararlas y luego al servirlas para comerlas.

La delicia de salsa de carne es la que en todo el mundo, especialmente en Italia se le conoce como Bolognese (Boloñesa). Allá lo más común es que la llamen Ragú. Su nombre es de origen Francés del verbo Ragouter que significa "abrir el apetito" y su origen es cierto porque no solo 'abre' el apetito, también lo 'cierra', lo sacia con mucho placer.

La primera vez que deleite su sabor fue en mi primer viaje a Italia con mi esposo, viaje sin mis hijos a conocer a su familia. Nos habíamos casado seis meses atrás pero todavía no vivíamos juntos yo seguía en Colombia haciendo los trámites legales para que los niños pudieran salir de nuestro país e irnos a vivir todos juntos a Washington.

Ese primer encuentro con la Ragú fue en casa de la abuela de Paolo, la Nonna María, también estaban sus tías.

Sentados todos en una mesa enorme empezaron a pasar como se come allá; entradas (son más de dos), primer plato (que es la pasta), segundo plato (cualquier tipo de carne con papas y ensalada) y luego el postre.

Yo que no tenía ni la menor idea de esto cuando llegaron los fettuccine humeantes con un aroma caliente y vivo yo caí rendida a sus pies y sin vergüenza (para mi fortuna la perdí hace mucho tiempo) me serví tres veces seguidas, no podía dejar de sentir esa explosión cálida y hogareña en mi cuerpo, me arropaba, me conmovía y el queso parmesano encima lograba en mí no parar de comer.

La familia nueva me observaba con fascinación y sorpresa, yo entre cada bocado decía; que delicia, que belleza, que divino, que maravilla.

Paolo traducía al español cada expresión y mis suspiros hacia fuera los hacía morir de la risa.

Les parecí muy divertida, yo no sabía exactamente por qué. Luego llego el pollo a la cazadora con las papas al horno salpicado de hierbas y la ensalada fresca; claro luego el postre y se termina con el limoncello, un licor de limón casero que sella todo el placer vivido recogiéndolo con dulzura en un lugar de tu corazón para siempre.

Con la familia de Paolo el amor es reciproco me aceptaron con amor desde el primer día y a cada uno de mis hijos con amor sincero. Ellos ya se saben en español todas las expresiones de gozo que siempre grito con su maravillosa comida, es un gozo de nunca acabar por fortuna.

¡Hora de cocinar!

Aquí llega el momento de subirle el volumen a tu música favorita o prenderla si no lo has hecho y destapar una cervecita muy fría.

En tu sartén favorita y más grandecita que tengas vamos a sofreír en aceite vegetal no de oliva, una zanahoria grande, dos ramas de apio y una cebolla grande en cubitos.

 Unos 6 minutos más o menos, igual no hay prisa estamos disfrutando cada paso. Agregamos un kilo de carne molida de res y dos chorizos frescos no de los rojos, o un pedazo generoso de carne de cerdo molida. Sal y pimienta para que ellos empiecen también a gozarse cada segundo, esto revuélvelo de vez en cuando unos 15 minutos y trata de que las carnes se mesclen y no se formen albóndigas, debe quedar suelta la carne.

Ellos están felices y nosotros también, es el momento de agregar un vaso grande de vino blanco o rojo. Cada una de las tías de mi marido lo hace solo con uno de los dos y se discute cual es la mejor receta, les confieso que con cualquiera de los dos queda de maravilla. Dejamos evaporar el alcohol del vino por unos 6 minutos, meneando la cuchara con suavidad.

Le agregamos un litro y un poco más de puré de tomate, passata se llama en Italiano, lo venden en todas partes es el tomate licuado usen la marca que ustedes prefieran, no es ni pasta ni salsa de tomate; es puré.

Aquí llego el momento para decorar la mesa bonita con unas florecitas, o caracoles de mar, o piedritas de colores; lo que tengas para que los invitados se sientan halagados. A fuego súper bajo, bajísimo deja nuestra salsa suculenta por 40 minutos. Al apagarla ponle un chorro generoso de aceite de oliva.

Esta salsa es un deleite para grandes y chicos. Disfrútala con spaghetti, fetuccine, pasta corta o puedes hacer una súper lasagna. Recuerda el queso parmesano que posándose encima de nuestra receta hace maravillas.

Amigos míos, para mí es un grato placer compartir con ustedes mis recetas para que se vuelvan nuestras. 

¿Qué hicimos hoy por nuestra ciudad? ¿No botamos la basura a la calle? ¿Sonreímos a nuestro paso? ¿Sembramos un árbol? Cualquier detalle que hagamos lograremos entre todos una mejor ciudad.

Menea la cuchara con amor.

¡Dios los bendiga a chorros con su gran amor! 

Maripau Carrillo