Impacto de la pandemia por Covid 19 en la salud mental

Hugo Alberto Berástegui Soto Psiquiatra Neurocientífico en formación. Buenos Aires - Santiago de Chile.

Salud
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A mediados de marzo cuando inició el brote infeccioso, todo parecía una mentira, lo que se pensó iba a ser pasajero guardaba en cada quien las esperanzas de retornar a la brevedad a la vida cotidiana. La pandemia por covid 19 abarca un amplio cambio para todos, en todos los aspectos, desde las modificaciones en la jornada escolar para maestros y alumnos niños y adolescentes hasta los cambios en la forma de hacer trámites personales como pagar un recibo de servicio público o compartir con amigos y familiares.

El impacto en la salud mental de ésta catástrofe infecciosa con el respectivo aislamiento preventivo y obligatorio es amplio, variable e involucra funciones psíquicas, emociones, la conducta y el comportamiento.

Secuencialmente apareció la sorpresa de encontrarnos con algo nuevo y desconocido para todos con el subsecuente miedo a enfermar, generando en nuestro cerebro mecanismos de adaptación a nuevos cambios con respuestas para algunos favorables para otros no tanto, es decir, la sorpresa, la perplejidad, la impotencia y frustración de no poder hacer mucho desde nuestra posición, genera ansiedad fácilmente tolerable o controlable. Para otras personas emocionalmente distintas y con alguna predisposición psíquica, labilidad emocional, algunos rasgos de personalidad e incluso nuestros ancianos, fue desencadenante de episodios de pánico, angustia y terror, sumado a esto el encierro y la falta de contacto social, dando inicio a manifestaciones somáticas y fisiológicas como insomnio, palpitación, sudoración dolor de cabeza apetito exagerado o pérdida de éste.

Todos estos estímulos externos y que además ofrecen la radio, la televisión o las redes sociales, son percibidos por nuestros sentidos y sistemas sensoriales, procesados por el cerebro en la corteza prefrontal a través de neurotransmisores y mediados por el sistema límbico encargado de las emociones y a su vez conectados con el eje hipotálamo- hipofiso- adrenal, explicando los eventos fisiológicos mencionados repercutiendo en nuestra conducta y comportamiento. En éste contexto y alrededor de los 60 días de cuarentena aún atravesamos el proceso de adaptación a dicho cambio, con la incertidumbre de lo venidero esperando lo mejor para todos.

Describo algunas recomendaciones para mantener una buena salud mental y un equilibrio psíquico en tiempo de pandemia: tratar de mantener la calma aunque parezca difícil, apoyarse en fuentes de lectura confiable y evitar la sobreinformación en términos científicos que predispongan a confusión, reforzar vínculos con los familiares de convivencia y vía digital con los más lejanos, aprovechar el tiempo con los niños estimulando su creatividad mediante el dibujo, el juego y la pintura por ejemplo. Dar prioridad a las necesidades primordiales como la alimentación lo más balanceada posible, cuidado e higiene personal, adquisición de medicamentos y controles médicos de personas con antecedentes de enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, Epoc.

Hay que evitar situaciones que demandan tiempo y planificación con la consecuente perseverancia de pensamiento y que no son fundamentales en la inmediatez como viajes de descanso, fiestas, compras de artículos de hogar, cambio de ciudad o algún tipo de inversión a mediano o largo plazo.

Espero encontrarnos en otro espacio, tengamos en cuenta que la salud mental es tan importante como la física, nuestra mente y cerebro nos dicen a través de emociones, pensamientos acciones y conductas lo bien que estamos o lo mejor que podíamos estar.