En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.
Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo". Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí. Reflexión: Dejemos que el Señor nos transforme como hábil alfarero y que, como gran pescador, nos ayude a ver lo valioso de nuestra vida, para llegar a ser imagen y semejanza de Dios a plenitud.