En aquel tiempo, dijo el Señor: “¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'.
Pero la sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos”.
Reflexión: Pablo termina diciendo que de las virtudes que conocemos como teologales, la fe, la esperanza y el amor, la más importante y fuente de vida es el amor, motivo por el que Dios envió a su hijo a esta humanidad, manifestando con la alegría, el perdón y las obras de caridad su infinito amor.