La escuela después de la pandemia

Expertos aseguran que es importante la adecuación de espacios en las instituciones educativas para que influyan positivamente en el estudiante.

Aula Universitaria
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 Los colegios tienen un reto muy importante, deben hacer del aprendizaje algo divertido. Incorporar al estudiante a las actividades diarias, como la lectura o los juegos en equipo, es la fórmula para que pueda ser más activo durante su jornada escolar.
La vida durante la pandemia por la covid-19 fue igualmente difícil para las madres, los padres y niños. La vuelta a la escuela fue una fase importante y positiva, pero el regreso a las aulas probablemente es muy distinto a lo que estuvieron acostumbrados los estudiantes antes de esta crisis.

Por lo anterior, existe la pregunta sobre ¿qué tan activos se sienten los estudiantes estando nuevamente en un aula de clase? Las escuelas ya reabrieron y debido a la pandemia, estas deben estar dispuestas a adaptarse al igual que los estudiantes a un ritmo de vida totalmente diferente a lo que se tenía antes de que iniciara la emergencia sanitaria.



Los estudiantes de todo el mundo han demostrado hasta qué punto quieren seguir aprendiendo y con el regreso a las aulas de clase, el concepto de “ir a calentar silla” ya debió quedar en el pasado.
Ahora los colegios tienen un reto muy importante y es que deben hacer del aprendizaje algo divertido, incorporarlos a las actividades diarias, como la cocina, la lectura o los juegos en equipo para que de esta manera el estudiante pueda ser más proactivo durante su jornada escolar.

Así que el reto de la institución educativa y del docente es sorprender con el diseño de nuevos entornos, experiencias y trayectorias de aprendizaje que enseñen a mover al estudiante y sea más activo y participativo, de ahí se derivan nuevas formas de aprender.

En este sentido, para la estudiante Isabela González, quien se encuentra cursando séptimo grado en Cooedumag, en Santa Marta, le apuesta por romper con la rigidez del aula tradicional, en donde el profesor predica desde la tarima a un conjunto de alumnos en pupitres, y la idea es evolucionar hacia algo mucho mejor, un concepto que impulsa nuevos modelos de aprendizaje y participación gracias a las relaciones entre docentes y estudiantes.

“Ahora que regresamos al salón me sorprende ver cómo mis compañeros se han vuelto más participativos en clase y están más activos a la hora del recreo”, dijo Isabela. Para ella es importante desarrollar habilidades blandas como la autonomía en el aprendizaje, la empatía o el pensamiento crítico con el material de estudio.