¿Cuánto del apoyo a la paz es espontáneo y cuánto es pagado? Esa es la pregunta que ronda después de los multimillonarios contratos del "Fondo de programas especiales para la paz".
Se trata de una voluminosa contratación directa, a dedo, en el 2014. Las cifras son sobresalientes; hiperbólicas si se considera que acabamos de aprobar una Reforma Tributaria que nos dejó entre los países latinoamericanos con mayor tasa de tributación lo que puso en riesgo las posibilidades de inversión de muchas empresas, y el empleo de los colombianos. No solo su valor, sino su objeto es desconcertante: ambientar los diálogos de La Habana.
Visionarios por Colombia recibió 480 millones para diseñar herramientas y mensajes "para invitar a una movilización ciudadana que promueva el respaldo social" hacia los diálogos. Tal vez la marcha del 8 de marzo, no es la que se describe en este contrato; y si no es, convendría escuchar a Mockus sobre el objeto del contrato ya ejecutado.
La Corporación Nuevo Arco Iris tiene contratos por 640 millones para dar ideas para la negociación con el ELN, otros 493 millones costaron las ideas sobre las Farc, y una ñapa de 341 para conmemorar un proceso de paz.
El general Naranjo se ganó 97 millones en menos de 5 meses con actividades de pedagogía para el postconflicto; y Mora Rangel en dos meses, como delegado para "actuar según las instrucciones que imparta el Presidente" hizo 38 millones.
La Federación Nacional de Cafeteros recibió 20.454 millones para crear condiciones para la paz. Y para "promover el proceso de paz" la Fundación Red Desarrollo y Paz Montes de María tuvo 1.422 millones y Cordepaz 1.300.
Si la negociación no avanza, el postconflicto sin haber llegado ya rinde: la revista Semana se quedó con 1.092 millones para su pedagogía. ¿Cómo un sobrino del Presidente puede ser director de un medio de comunicación durante el mandado del tío? Era una pregunta interesante; pero se vuelve intrigante cuando la contratación estatal está de por medio, y molesta cuando evaluamos la objetividad y la plata estatal.
No es, sin embargo, el único medio de comunicación; RCN y Caracol "para pauta, menciones especiales y otras modalidades" reciben 700 y 999 millones. Rematan con 666 millones para la Fundación García Márquez encargada de preparar a los periodistas de medios latinos en EE.UU.; por no decir adoctrinarlos. Hasta a Sistole le tocaron 812 millones para una estrategia de redes.
Recuerdo a muchos de estos personajes, y a otros defendiendo la justicia en el proceso de los paramilitares. Al principio, me sorprendió verlos: Ya no exigen cárcel, aceptan como delito político la extorsión, el narcotráfico y el secuestro.
No piden el billón de dólares de las Farc, ni reflexionan lo que será la violencia del llamado postconflicto con un ejército humillado, ni mucho menos qué pasará si las Farc no firman o incumplen. Ahora creo entenderlos; ahora comparto mucho menos sus observaciones.