Día nacional del Derecho a la vida

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Mediante la Ley 1056 del 2006, se honra la memoria de los Magistrados y servidores públicos, víctimas del holocausto del Palacio de Justicia, ocurrido durante los días 6 y 7 de noviembre de 1985. Por esta Ley se declara el día 6 de noviembre de cada año como día del Derecho a la Vida. El Derecho a la Vida es el derecho que se le reconoce a cualquier ser humano revista cualquier condición, raza, género, religión… Así se debe entender, así se debe asimilar por todos.
La toma del Palacio de Justicia en Bogotá fue un asalto perpetrado el 6 de noviembre de 1.985 por integrantes del M-19, ubicado frente al Congreso de la Republica y la Casa de Nariño Sede de Gobierno. El M-19 mantuvo aproximadamente 350 rehenes entre Magistrados, Consejeros de Estado, empleados judiciales y visitantes. Los hechos culminaron 27 horas después, dejando un saldo de 98 muertos, entre ellos 11 Magistrados. Esta toma fue calificada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) como un holocausto o masacre. Aún existe incertidumbre de lo sucedido allí y lo que le ocurrió a los desaparecidos, ya que existen testimonios y registros fílmicos de ellos que salieron vivos del Palacio. El Estado colombiano asumió gastos no solo de la reconstrucción del Palacio de Justicia, sino en demandas que ha tenido que enfrentar ante la Cidh, por reparación de las víctimas y desaparecidos que se calculan en unos 50 mil millones de pesos. Se acabó allí una cultura jurídica.
Este hecho bastante lamentable que marcó la historia de Colombia, 21 años después es tenido en cuenta para honrar la memoria de los fallecidos en ese estrado judicial y determinar con la Ley en referencia el día Nacional del Derecho a la Vida. Pero analizando bien y siendo razonables, la vida es lo más valioso para cualquier ser humano. Es el súper derecho que soporta los demás derechos que la persona pueda lograr durante su existencia, derecho al que no le hemos dado el valor real; de ahí que muchos van disponiendo de la vida de otros como si se realizara un simple negocio. Debemos inculcar al máximo el respeto a la vida, así lo debemos concebir, tener siempre en nuestras mentes especialmente aquellos que maquinan al sicario para acabarla con violencia. El respeto es bastante difícil de entender para muchos; en sí es valorarnos y valorar a los demás.
El artículo 11 de la Constitución de Colombia expresa que el Derecho a la Vida es inviolable, además no habrá pena de muerte en nuestro país. Entre los derechos humanos la vida mantiene transcendental importancia, ya que no tendría sentido garantizar la honra, bienes y otros aspectos si la persona esta fallecida. La anterior disposición constitucional es tomada básicamente de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es doloroso y queda en nuestras retinas cuando alguien dice por algún medio de comunicación "me van asesinar" ocurriendo esto y el Estado colombiano no mueve ni siquiera un dedo para protegerlo (a). El Derecho a la Vida integra la categoría de derechos civiles, también llamados de primera generación y reconocidos en numerosos tratados como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1.948 que en su artículo 3° dice: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. En contraposición al derecho a la vida encontramos dos actos que resultan bastante polémicos, como son la pena de muerte y el aborto; la pena de muerte algunos países la utilizan como un mecanismo de sanción para algunos delitos y el aborto lo penalizan, otros lo autorizan como una manifestación de los derechos de las mujeres.
Sin eufemismos, matar es matar, no importa cómo y quién lo haga; es algo que no tiene justificación así se realice con quijada de burro como murió Abel a manos de Caín o en la actualidad con cualquier arma letal moderna.
La reflexión es que nos muramos de viejos, después de disfrutar ese maravilloso derecho en todas sus dimensiones. A apostar y a aferrarnos a la vida y con mayor razón al respeto de este valioso derecho.