Comercio informal y espacio público

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Escrito por:

Wilfrido De la Hoz

Wilfrido De la Hoz

Columna: Opinión

e-mail: wilfridodelahoz@gmail.com



La Federación Nacional de Comerciantes, desde los tiempos de Ernesto Samper Pizano y de Juan Martin Caicedo Ferrer, ha venido interrelacionando su misión estructural de promover la solidaridad gremial, eficiencia y modernización de los empresarios colombianos entre los incontenibles cambios del comercio formal a informal, conocido eufemísticamente con ventas ambulantes.
Tal parece que las ventas ambulantes han logrado imponerse, adquiriendo un sitio de privilegio en el ámbito nacional, de tal manera que en Colombia no hay cabecera municipal que no tenga las calles centrales invadidas de vendedores ambulantes por lo que el concepto de espacio público también perdió su esencia frente al dinámico fenómeno socio-comercial.
En lenguaje sencillo podemos decir que la venta ambulante es una actividad comercial ejercida por una persona ubicada en cualquier espacio público sin pertenecer éste a un local o establecimiento que cumpla con las normas legales para la venta de algún producto o servicio; intercambiados en efectivo con sus clientes sin entrega de factura o soporte de venta.
El comercio ambulante en Roma fue el motor principal para la expansión de su economía a finales del imperio y para la creación de la República. En la Edad Media encontramos a los vendedores callejeros como personas que preferían un espacio público abierto, libre de vigilancia y de otras reglas que controlen sus ventas
La venta ambulante en la actualidad obedece a la falta de empleo y oportunidades de trabajo formal. Personas con niveles educativos mínimos o con discapacidades también hacen parte de este grupo.
El comercio ambulante en América Latina está enmarcado por la pobreza y la falta de oportunidades. Su presencia ha cambiado los aspectos particulares de sus principales capitales.
Como se puede observar, las ventas ambulantes obedecen a un proceso de evolución social intrínseco en las estructuras poblacionales. Este movimiento social puede expresarse de numerosas maneras, desde elementos superficiales y en constante desarrollo, hasta en estructuras de arraigada tradición. Las razones por las cuales se puede dar esta evolución socioeconómica son de variada índole y pueden además ser explícitas o implícitas, voluntarias o involuntarias de acuerdo al tipo de población y a elementos externos a la misma.
Por ejemplo, los cambios en las formas de gobierno, la evolución de los programas económicos, la variación en las costumbres, las modificaciones en los modos de representar culturalmente la realidad, la alteración de los valores de comportamiento y los cambios intrínsecos de una sociedad son claros patrones de cambio social, a pesar de que algunos se desarrollen más fácilmente y sean más visibles que otros.
Esta dinámica social posee una connotación positiva ya que implica la evolución y adaptación de una sociedad a las necesidades particulares de cada momento histórico. En este sentido, los grupos sociales progresistas y modernistas siempre verán con buenos ojos el cambio social hacia nuevas estructuras. Sin embargo, para muchos sectores de la población, eso puede ser visto como algo negativo ya que significa dejar atrás ciertos valores, reglas de conducta y formas de entender el mundo tradicionalmente aceptados como los más correctos sin importar el desenvolvimiento del conjunto social.
Twitter: @WILFRIDODELAHOZ