Viviendo como bautizado

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Alberto Linero Gómez

Alberto Linero Gómez

Columna: Orando y viviendo

e-mail: palbertojose@hotmail.com



Como eudista, uno de los ejes teológicos de mi vida espiritual es el bautismo. Juan Eudes -el fundador de mi Comunidad- tiene claro que un cristiano que vive a plenitud su experiencia bautismal no tiene necesidad de otros votos o compromisos. Para el Padre Eudes, vivir el bautismo, es entender que la vida cristiana es el resultado de la alianza amorosa que Dios hace con nosotros en la persona de Cristo. Alianza que le implican a Él unos compromisos como nuestro Dios y, a la vez, nos implica a nosotros unos compromisos de vida como sus hijos.

¿Cuáles son los compromisos que Dios asume? Podríamos precisarlos en dos: Él se compromete a ser nuestro Dios, a darle sentido a nuestra historia y a permitirnos la felicidad plena; también se compromete a darnos la fuerza de su Espíritu (Romanos 8,26) para que podamos realizar las tareas de la vida. ¿A qué nos comprometemos nosotros? A ser sus hijos, esto es, a dejarnos guiar, impulsar y acompañar por su Espíritu en el cumplimiento de su voluntad que está expresada en el modo de vida que nos propone en Jesús; a vivir como hermanos entre nosotros haciendo del amor y del perdón nuestros ejes.
Pablo (Cfr. Romanos 8) nos propone entender la vida bautismal como un vivir sumergidos en Cristo. Es decir, estar imbuidos en Cristo. Botar por todos nuestros poros el amor de Cristo. Nuestras actitudes y acciones hacen presente a Cristo Jesús, el Señor. Es como si el Hijo de Dios fuera un mar y nosotros nos metiéramos en Él. Un bautizado tiene que vivir de una manera muy diferente a un pagano, se deben notar las diferencias en las actitudes y en las acciones. Lamento que el bautismo se haya quedado siendo un acto y no un proceso de vida.
Lamento que las familias no se sean el espacio en el que un niño bautizado aprende a vivir como verdadero creyente y que los padrinos -hoy escogen a cualquiera sin revisar el testimonio de vida- no sean los referentes espirituales que se necesitan para que el niño aprenda a vivir sumergido en Cristo.
Esto lo expresa Juan Eudes en estas suplicas: "Jesús, mi Señor, yo te pertenezco por múltiples motivos, pero yo deseo también pertenecerte voluntariamente. Yo deseo que todos mis pensamientos, palabras y acciones, que todas mis respiraciones, todos los latidos de mi corazón, todos los momentos de mi vida… yo deseo que todas estas cosas sean convertidas en igual número de voces por las que yo te diga continua y eternamente: Yo te amo, yo te amo, sí, mi Señor Jesús, yo te amo. ¿Qué deseas tu?, ¿Qué esperas tú de mí?, Sino que yo te responda con Pedro: Yo te amo, yo te amo". Hoy te invito a revisar si estás viviendo tu bautismo. Es necesario que te cuestiones si tus actitudes y acciones diarias expresan tu compromiso de vida con Cristo Jesús, el Señor.