¿Adiós a las armas? (Coloquios y apostillas)

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Sucedió la semana pasada en White Hills, Arizona, cerca de Las Vegas. Una niña de 9 años estaba con su familia en un negocio llamado Bullets & Burgers (balas y hamburguesas), un campo de tiro en el que enseñan a disparar ametralladoras Uzi de calibre .50, una poderosa arma de combate militar. En el campo de tiro, el instructor Charles Vaca, veterano del ejército estadounidense, enseñaba a la niña a disparar semejante aparato cuando ella perdió el control del arma y dos disparos alcanzaron al exmilitar causándole la muerte. El video del escalofriante episodio circuló por la red en forma viral. ¿Cómo es posible que los padres de la chiquilla le permitieran aprender a usar esa mortífera arma? ¿Desde qué edad se puede portar armas en USA? ¿Cuáles son las limitaciones para su uso? Lo más importante: ¿es necesario?
En los Estados Unidos, el porte de armas es legal desde la Segunda Enmienda a la Constitución (1791), y ratifica ese derecho, que ya estaba presente en la Constitución de Pennsylvania (1776). Antes de la revolución que llevó a la independencia, las milicias leales a la corona británica enfrentaban a los independentistas patriotas que habían establecido colonias independientes, con sus propias milicias y armerías. Naturalmente, el parlamento británico prohibió tal situación; los patriotas se ampararon en la ley inglesa, que permitía el derecho a la defensa. El posterior triunfo de los rebeldes coloniales y la expulsión de los ingleses condujo entonces a que la nueva nación se armara para defenderse de eventuales intentos de la corona británica de recuperar su antigua colonia, de nuevas revoluciones y de la violencia resultante de la independencia. Los debates en el Congreso antes de la Segunda Enmienda culminaron en que las milicias dependerían del poder federal, y los ciudadanos podrían poseer armas. En 2010, la Corte Suprema de los Estados Unidos ratificó el derecho a poseer armas que reconoce la Segunda Enmienda, que ninguna ley estatal o local lo puede restringir. La Novena Enmienda ratificó ese derecho indefinidamente, al consagrar que ningún derecho previamente reconocido antes de ella puede ser modificado. Pero no había novedad: en la Inglaterra medieval Enrique II promulgó la ley que permitía el porte de armas, ligándolo al servicio militar.
Las frecuentes matanzas que ocurren en Estados Unidos han abierto un acalorado debate a partir de la masacre de escuela de Sandy Hooks (diciembre de 2012), donde murieron 26 personas (20 niños) a manos de Adam Lanza (20 años de edad), armado con dos pistolas y un fusil de asalto, además de una escopeta que no usó. Ese mismo día, el presidente Obama anunció medidas que nunca llegaron. La Asociación Nacional del Rifle replicó diciendo que, en vez de profesores inermes y alumnos expuestos a los pistoleros, en las escuelas todos deberían estar armados. Tremendo arsenal en poder de cualquier ciudadano que pueda y quiera comprarlo. ¿Debe el derecho al porte de armas estar por encima del derecho a espacios públicos libres de armas y del derecho a la vida? ¿El derecho a la defensa justifica la posesión de cualquier cantidad y clase de armas, las de combate incluso? Los defensores del desarme hablan de la necesaria disminución del delito y la violencia en una sociedad desarmada; sus contradictores dicen que el sobreviniente mercado negro sería imposible de controlar. La seguridad es responsabilidad del estado, afirman algunos, pero el poder del estado es limitado, argumentan para defender la posesión de armas. La doctrina de Madison y Hamilton de hace dos siglos es que un Estado que se arrogue la seguridad de sus ciudadanos es susceptible de corromperse y volverse contra ellos mismos: todo ciudadano debe estar en condiciones de enfrentarse al Estado si viola sus derechos.
¿Estar armado o desarmado? He ahí la cuestión: lo cierto es que después de semejante masacre, la solicitud de armas aumentó enormemente. En Estados Unidos hay 130.000 armerías legales, sin contar el mercado negro. Se calcula en aproximadamente 300 millones de armas en manos de los ciudadanos. Cada año, en ese país más de 100.000 personas son heridas y 12.000 mueren a balazos: no están en guerra Seis de cada diez estadounidenses piden restricciones a la venta de armas, especialmente las semiautomáticas, pero el 71% se opone a la prohibición total. Sin embargo, la gente apoya leyes más estrictas. Lo cierto es que Estados Unidos tiene la mayor cantidad de armas per cápita en el mundo, pero al mismo tiempo es el segundo país con más muertos por armas de fuego (3,2/100.000 habitantes), superado solo por México (10/100.000 habitantes).
¿Qué piensa usted? Yo, por mi parte, creo que debe haber severas restricciones para el porte de armas, limitar su uso y realizar campañas educativas y preventivas, además de severos controles policiales. A fin de cuentas, las armas se hicieron para matar, aun cuando sea en defensa.