La Tercera Vía (Columna)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El relanzamiento de la Tercera Vía en Cartagena con la asistencia de varios expresidentes que abanderaron esta ideología en sus respectivos países, es un intento por parte del presidente Santos de alinderar ideológicamente el posconflicto.
Actos como estos dejan la sensación de que la firma del cese al fuego para el Presidente es algo cierto. Sin embargo, para un presidente que ha tenido problemas serios en pasar de las palabras a los hechos, otro globo ideológico más, es un riesgo innecesario.
Para comenzar, aquello del mercado hasta donde sea posible y el estado hasta donde sea necesario dista de ser novedoso; esto de la Tercera Vía existe casi que desde la época de Marx, solo que lo desempolvaron y lo presentaron como algo nuevo y además la panacea para los males de los pueblos.
Santos es cualquier cosa menos un pensador económico, y la primera pregunta que habría que hacerle al Presidente es ¿cuáles son las semejanzas entre el momento actual colombiano y la de los países que con éxito aplicaron la Tercera Vía? Poquísimas, para no decir que ninguna.
Las características de nuestro país incluyendo las geográficas, las culturales y socio-económicas plantean retos mayores a ideologías que parecieran ser más propias de sociedades que han alcanzado un mayor grado de madurez.
Colombia no necesita que Santos sea un gran ideólogo sino que sea un gran ejecutor. El pragmatismo que debe tener el presidente colombiano llama más a actuar y pensar como Deng Xiaoping, quien dijo que no importa si el gato es blanco o negro sino que atrape ratones.
Antes de proponer remedios, el Presidente tiene que entender la diversidad y complejidad de nuestros problemas. Los remedios y los diagnósticos descontextualizados están llamados al fracaso. Lograr una mayor igualdad entre regiones y la población en general requiere de un ejercicio diferenciado del poder del Estado, lo que implica un grado tal de filigrana, que no creo estemos preparados para asumir.
Realmente el presidente tiene pendientes varias tareas que son los cimientos fundamentales para una transformación social y productiva, y que dicho sea de paso, son cimientos ajenos a cualquier postura ideológica. El Presidente debe enfocarse en tres aspectos fundamentales, enumerados en orden de importancia: Primero la economía, segundo la economía y tercero la economía. Y dentro de estos dos prioritarios: Infraestructura y Educación.
Si Santos no hiciera nada más, pero nos dejara una de las mejores infraestructuras del mundo y un sistema educativo que permita actualizar nuestro capital humano para hacerlo globalmente competitivo, el rompecabezas deja de serlo. Las otras piezas comienzan a caer en su sitio. No necesitamos de terceras vías ideológicas sino de vías de cuarta generación y de otro tipo de vías de asfalto y concreto.
Sinceramente, yo me preocupo cada vez que Santos echa mano a grandes ideas porque ya nos tiene acostumbrados a que sus grandes ideas se quedan en eso. El problema con Santos nunca ha sido lo que dice sino lo que no hace. Dejar una economía sana es la mejor contribución para la paz, más allá del cese a hostilidades que se acuerde en La Habana. El país no aguanta cuatro años más de anuncios. Necesitamos cuatro años de ejecutorias.