Niños de Colombia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Insisto en los niños de Colombia. La tragedia de Fundación me obliga. Cómo los tratamos. Cómo los vemos. Qué hacemos por ellos.

Además del infierno de fuego esos niños de Fundación murieron calcinados en un infierno de desidia, de indiferencia y también de maltrato porque el descuido con los niños es mal trato, sí: maltrato. Colombia es un país que jamás se ha preocupado por los niños como debe ser. Eso mide el bajo grado de civilidad de nuestro país.
Indiferencia, negligencia, culpa, dolo y hasta amor, porque hay formas ignorantes o nocivas de manifestar amor que matan, como quizá también pasó en este caso cuando se intentaba ya fuera entretener, alimentar o hasta "evangelizar" a los niños, qué más da lo que haya sido, murieron de la forma más atroz. De verdad uno no sabe cómo en este país hay tantos adultos, cómo hicieron para superar ese túnel oscuro y escabroso que es la niñez en Colombia.
El ser humano es un proceso. Y es imposible que haya un ser humano sano mentalmente si el inicio de ese proceso es traumático y plagado de carencias de todo tipo, de fallas, de monstruos que acechan, de reclutamientos, de violaciones, de abusos, de trabajos, de desplazamientos.
Y no faltan dolientes de los niños, no faltan quienes luchen por ellos de diversas formas, nunca han faltado, pero los hechos nos muestran y vuelven y nos muestran por los años de los años que jamás esa lucha ha sido suficiente o que ha sido adecuada.
Los niños no votan… Y si ni siquiera gran parte de nuestra clase dirigente se ocupa con seriedad de quienes sí votan, ¿qué se van a ocupar de quienes no lo pueden hacer? Porque al parecer esa gran parte de la clase política colombiana solo tiene en la mira la Colombia que puede votar; los demás no existen, no son útiles, no ponen nada…
No voy a convertir esta columna de dolor por los niños en una columna de política electoral, pero sí debo escribir que el pasado domingo al votar marqué fuerte -casi con rabia- una equis sobre mi candidato escogido pensando en los niños de Colombia, en mis hijos y en todos los hijos niños o adolescentes; marqué con vehemencia, con desespero porque eso empezamos a sentir muchos.
Y cuando voté con ese convencimiento y enojo no pensé en los demás candidatos ya que respeto todas las opciones así no comparta algunas quizá porque yo esté equivocado. Pensé en muchas cosas, pero en especial en quienes no votan, en esa gran cantidad de ciudadanos (¿si serán?) que les da lo mismo dejar a sus niños al cuidado, sí, al cuidado, de cualquier gobernante sin ni siquiera tomarse el trabajo de optar aunque sea por el candidato que menos crea les pueda hacer daño a sus hijos por acción u omisión.
Niños de Colombia abandonados a su suerte, niños de Colombia sin presente ni pasado ni futuro; niños sin tiempo. Ser niño en Colombia es una actividad extrema; superar la niñez en Colombia es un acto de heroísmo; tener hijos en Colombia es un acto de fe.
Yo no sé..., pero confieso que a veces, estando despierto, tengo pesadillas imaginando ese momento cuando los niños se encendían dentro de ese bus en Fundación, pero yo muy cobarde paro la película inmediatamente, no soy capaz de seguirla viendo…
Esos niños de Fundación, los 33 que hasta ahora van muertos y los demás que quedaron vivos (¿por fortuna?, ¡Dios!, qué cosas piensa uno…) son todos los niños de Colombia que han muerto por descuido de los mayores, que han sufrido el paseo de la muerte, que han sido reclutados para la guerra, que han sido violados, que han volado en mil pedazos al pisar una mina, que han sido usados, que se han topado con eso que llaman "balas perdidas", que se han ido por entre las alcantarillas, que han sido arrastrados por crecientes y atrapados por aludes, y, también, en aquellos que han salido vivos de ese bus de la niñez colombiana, vivos pero con el alma calcinada…
¿Será que Colombia ya es humo?