Notas sueltas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



La Navidad para muchos es más una época de asueto, farra y playa que la oportunidad de reflexionar sobre "el año que viene y el otro que se va". Villa de Leyva, hermoso patrimonio arquitectónico y cultural de Colombia y del mundo, estará saturado de gentes que, como los virreyes de antaño, acuden en busca de clima agradable y "noches de paz", disfrutando de sus lugares, gastronomía, sus alrededores y descanso total. Y quizás por última vez.

Si las autoridades se quedan boquiabiertas, chorreando babas y cruzadas de brazos, el adefesio de un edificio moderno y chillones colores amarillos en la vía principal romperá la unidad urbana, histórica, arquitectónica y cultural. Los campesinos y pequeños comerciantes locales sufrirán las consecuencias de la voracidad mercantilista de las grandes superficies y de ciertos constructores a quienes les vale cinco la preservación del bloque urbano de tan hermosa villa.

Las bellas edificaciones coloniales, impotentes, caerán -literalmente- al paso de acero, cristal y neón. La bucólica tranquilidad fenecerá gracias al bullicio de los mercachifles. ¿Será la última tutainatuturumá del tradicional aguinaldo boyacense, reemplazada después por "Jingle Bells" y el Santa Claus de las gaseosas? ¿Dónde está el Ministerio de Cultura? ¿Dice algo el presidente-candidato, de ascendencia boyacense? La Gobernación de Boyacá y la alcaldía de Villa de Leyva, ¿qué hacen para detener la "locomotora" mercantilista? De poco valen las protestas de ciudadanos y organizaciones culturales ante el "poderoso caballero". Ora si jué, sumercé…

La batalla jurídica entre Gustavo Petro y Alejandro Ordóñez toma ribetes impensados y hasta ridículos. El burgomaestre capitalino, de gestión rayana en la mediocridad, considera que existe una persecución política por fuera de la legalidad que termina en una sanción exagerada para sacarlo de la arena política. Del lado del procurador, con clara agenda confesional, se defiende la tesis de conductas disciplinables que merecen la máxima sanción, y sus copartidarios recuerdan que a mandoble Ordoñez ha castigado a diestra y siniestra a muchos funcionarios elegidos por voto popular: ¿tendrán razón ambos? Mientras tanto, se enfrentan Procurador y Fiscal, Fiscal y Contralora, las Cortes toman partido y los partidos cada vez más desdibujados buscando pesca en las revueltas aguas, etc., etc., etc. Uribe habla de la mermelada de Santos trocada por votos; sus contradictores le recuerdan la Yidispolítica y otros episodios de clientelismo. Todos cazando votos como en feria de pueblo.

El carrusel de la salud se suma al de las pensiones, al de la contratación y a otros que no son tiovivos de la ciudad de hierro precisamente, mientras que se premia a las EPS por el horroroso manejo de los recursos públicos con la próxima reforma a la salud, que se colará silente tal como sucedió con la restricción a la tutela, que ahora depende de lo que MinHacienda determine. ¿Noche de paz, noche de amor?

Las estadísticas nos acercan al país ideal: baja el desempleo, sube la economía, inflación y revaluación controlada, la inversión extranjera desbocada. El ciudadano del común se pregunta: ¿cómo hago para que todas esas bellezas me lleguen y me beneficien?

Aguinaldos para 2014

A muchas empresas: un curso de servicio al cliente para los departamentos de servicio al cliente.

A los clientes: el estatuto del consumidor (Ley 1480 de 2011) y "La alegría de leer".

A los "call centers": un CD mp3 de reggaetón con 150 canciones para cambiar de tortura musical.

A la ministra de Educación: un manual de "Cambio Valiente" (Futoji no henko), el sistema educativo japonés.

A los japoneses: la Ministra de Educación.

A la Ministra del Medio Ambiente: una copia del Cilindro de Ciro, referente a los derechos (apunte de Rafael Cotes).

A Nicolás Maduro: una enciclopedia, un diccionario y una partida de nacimiento.

De Petro a Ordóñez: Una Constitución y un Código Disciplinario Único.

De Ordóñez a Petro: Los mismos libros, pero quemados.

Y a los lectores, felices navidades, porque… ¡no hay plata pá tanta gente!