Falsa Colombia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Falso es el testigo, falso es el positivo, falsa es la denuncia, falso es el testimonio, falsa es la prueba, falsa es la licencia, falsa es la matrícula, falso es el pase, falsa es la contraseña, falsa es la clave, falso el pasaporte.

Falso es el certificado, falsa es la tarjeta, falso es el registro, falsa es la promesa, falso es el discurso, falsos el dato y las estadísticas, falso es el uniforme, falsa es la firma. Falsas la enfermedad, la fórmula, el médico, el medicamento, la incapacidad. De falsedad adolece el documento público, falsa la publicidad, falso el creyente, falso el profeta, falso el testimonio levantado.

Falsa la sonrisa, falso el amor, falsa la ilusión, falso el amigo, falso el acento, falso el falsete, falsa la obra de arte, falso el Stradivarius sí aquí hay alguno, la nota en falso, cielo falso, escalera falsa, puerta falsa, falsa la lágrima de cocodrilo, falso de toda falsedad. Falso sí, verdadero no.

Pero falso no es el odio, falso no es el negativo, falsa no es la estafa, falsa no es la guerra, falso no es el muerto, falso no es el enemigo, falsa no es la falsedad, falsa no es la cocaína, falsas no son la mula ni el secuestro ni el dolor.

Piratas son la edición y la marca, hechiza es el arma, falsa costilla, falsa tradición, falso es el billete, chimbo es el cheque.

Pirata, copia, hechizo, falso, todos son malos espejos, reflejos, sombras, rastros, huellas, dobles, imitaciones, engaños, simulaciones, adulteraciones, espurios, máscaras, plagios, fingidos, supuestos, apócrifos, embustes, impostores, falaces, mendaces, postizos.

Sé que es una condición humana, universal, histórica… pero, ¿por qué en Colombia hay esa propensión hacia la falsedad?, ¿por qué esa proclividad al atajo con lo falso?, ¿por qué esa tendencia a ser lo que no somos y a hacer lo que otros hacen? Cuestión de ambición o de amor propio o vanidad u orgullo o descontento, sí. Pero hay más, hay algo como de nosotros, algo como de querer ser otra cosa y de otra parte y de otro color y de otro cuerpo y con otra cuenta y de otro barrio y de otra familia y de otro yo. Vivimos en falso y por eso caemos en falso.

¿Colombia existe? ¿O es acaso una ilusión que nos inventaron para acomodarnos en un territorio? ¿Y qué es Colombia? ¿Acaso también un nombre falso? Primero fuimos las Indias, luego España y América, luego Nueva Granada y no sigo con la cantidad de nombres que vinieron, ¿ciertos?, ¿falsos? Hoy somos Colombia, y la Gran Colombia fuimos y para algunos aún lo somos porque nos embelesamos con todo lo "gran".

Creo aproximarme: no tenemos identidad ni la buscamos, nos la inventamos falseada. Y lo más triste: la podríamos tener genuina porque contamos con todos los ingredientes, pero no la queremos crear ni llevarla ni apropiárnosla.

Sí. Esa propensión a la falsedad, a la imitación, a veces con consecuencias desastrosas y hasta criminales, en ocasiones con secuelas inocuas y estúpidas, pero siempre de algún modo dañino porque impide mirarnos como somos, aunque sea solo para sabernos y actuar conforme a ello, quizá para cambiar, qué sé yo.

Y es hasta jocoso: al margen de la globalización porque esto es de siempre, y dependiendo de la región -lo decía William Ospina-, del estrato económico y de la educación unos quieren ser y actúan como europeos, otros como mejicanos y otros como gringos. Hay una suerte de vergüenza de Colombia. Y sí, a veces da vergüenza Colombia, pero precisamente gran parte de esa vergüenza proviene de que no la conocemos, no la sentimos, no la asumimos.

Entonces a lo mejor nuestra identidad sea no tenerla, es otra manera de identificarse. Sin embargo, recordando a Macondo y al mundo de Gabo, allí quizás está reflejada nuestra identidad. De ahí el valor que nuestro Nobel tiene para Colombia, cualidad que ha sido la más reconocida en el maestro al margen incluso de su genialidad literaria. Por eso piratean tanto sus obras…