Reflexiones sobre el conflicto armado colombiano

Columnas de Opinión
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Escrito por:

César Serpa Vega

César Serpa Vega

Columna: Opinión

e-mail: cesarserpavega@yahoo.com



El conflicto armado colombiano tiene entre sus muchas causas las eternas falencias del Estado como proveedor de oportunidades de desarrollo y órgano facultado para satisfacer las necesidades de todos sus integrantes, sobretodo las de los más desprotegidos ó en desventaja.

El alivio para esta larga problemática no se conseguirá de manera fácil y sencilla, o como el mágico resultado de una conversación de paz entre el gobierno de turno y uno de los actores al margen de la ley, aunque sin embargo eso no puede apartarnos de soñar colectivamente con que dichos diálogos resulten positivos, ya que esto es fundamental para poder visualizar un futuro diferente y esperanzador.

Según el Dpto. Nac. de Planeación (DNP), año tras año el país pierde dos puntos del Producto Interno Bruto (PIB) como consecuencia de la violencia en todas sus formas (alrededor de 1.800 millones de dólares anuales); lo cual ha llevado a nuestro país a lo que algunos expertos en resolución de conflicto denominan "un empate mutuamente doloroso", en donde la persistencia en la confrontación tiene costos profundos para ambas partes.

Si la negociación No se enfoca en intervenir las causas históricas y estructurales de nuestros problemas, tendremos un postconflicto complicado y sin garantizar una solución que permanezca en el tiempo. No es conveniente apresurarse a firmar una Paz negociada sin haber sorteado o definido totalmente un tratamiento para los detonantes ó factores causantes del más prolongado de nuestros conflictos internos.

Para abordar las posibles salidas al extenso conflicto armado, se podría proponer un mandato nacional acompañado de un acto de legitimación, tal y como un referendo, una constituyente o un plebiscito, en el cual tendrán que tratarse temas muy delicados y polémicos como la posible participación política de algunos miembros de las Farc o de otros grupos insurgentes; también se deberán analizar puntos vitales y estructurales para el país, entre los cuales están: primero, la lucha contra la corrupción con métodos contundentes y penas ejemplarizantes; segundo, la reforma al sistema educativo público, con educación gratuita y garantizada desde el preescolar, hasta el nivel técnico ó profesional; tercero, una reforma integral a la salud que garantice la prestación de un servicio con equidad y calidad a toda la población; cuarto, reformar el sistema pensiones para que todos tengamos posibilidades reales de disfrutar sus beneficios; quinto, una reforma política que permita la inclusión de todas las manifestaciones sociales y políticas sin temor a ser eliminación, exterminados ó exiliados (garantías de seguridad); sexto, un profundo proceso de cultura ciudadana, para que cada uno de los habitantes del territorio nacional tenga consciencia de la importancia de identificar las obligaciones que se tienen dentro de la sociedad, para que de esta forma se construya un ambiente de verdadera justicia social y equidad para todos; séptimo, una reforma agraria real y radical, el cual es un punto neurálgico y transversal, ya que se considera que la tenencia de tierra es una de las raíces de todos nuestros demás conflictos sociales porque éste punto representa el mayor foco de exclusión, discriminación y violencia, por cuenta del desplazamiento forzoso, la pérdida del arraigo ó identidad local, pérdida de la productividad económica y de los lazos familiares y sociales.

Adicionalmente no podemos dejar por fuera a todos aquellos temas necesarios que propicien el fortalecimiento de las instituciones legalmente constituidas, la cuales son la esencia del funcionamiento del país, y por medio de las cuales se ejecutarán y materializarán todas las medidas compensatorias para la población vulnerable y para las víctimas directas e indirectas del largo conflicto.

Finalmente les dejo unas reflexiones sobre algunas de las causas de nuestros problemas sociales: ¿Qué pasaría si a los altos funcionarios Públicos (presidente y vicepresidente, ministros, congresistas, magistrados de las altas cortes, procurador, contralor, fiscal, etc.) tuvieran que usar obligatoriamente la salud y la educación Pública como pre-requisito para acceder a esos altos cargos? ¿Será que si ellos tuvieran que padecer la mala calidad de esos servicios vitales ahí si los mejorarían inmediatamente? ¿Será que si los hijos de esos altos funcionarios Públicos y de las élites locales tuvieran que ir al combate, ya se estuviese pidiendo una negociación rápida con los insurgentes? Ahí les dejo para que piensen...