Escrito por:
José Vanegas Mejía
Columna: Acotaciones de los Viernes
e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es
Se equivocan quienes piensan que el naufragio del Titanic ha sido la mayor desgracia en la historia de la navegación en el mundo. En 1945, cuando solo faltaban cuatro meses para que finalizara la Segunda Guerra Mundial, un vapor que transportaba refugiados alemanes fue impactado por torpedos soviéticos en el mar Báltico.
El desplazamiento del Wilhelm Gustloff con sus desventurados pasajeros hacía parte de la Operación Aníbal, que consistía en la retirada o evacuación de los refugiados de Prusia Oriental y el corredor polaco de 2.000.000 o 2.500.000 alemanes que huían. El nombre del operativo fue idea del almirante Karl Dönitz. Por su parte. El origen del nombre Wilhelm Gustloff corresponde a un cabecilla nacionalsocialista suizo asesinado en 1936.
Para quienes se interesen por conocer mejor estas historias, en las cuales, según se afirma, murieron más de 30.000 refugiados alemanes, puede resultar interesante la lectura de la obra 'A paso de cangrejo', de GünterGrass, Nobel de literatura 1999. Si comparamos el número de víctimas fatales que dejó el naufragio del Titanic con las registradas en el hundimiento del Wilhelm Gustloff, comprobamos que más clemencia tuvieron los llamados elementos de la naturaleza, que la decisión insensata de los seres humanos cuando se trata de afrontar la guerra. Los 1514 fallecidos en el caso del Titanic se quedan cortos ante los más de 10.000 del Wilhelm Gustloff. Descansen en paz, todos.