El 2012 no fue un año fácil para los colombianos. Las traiciones políticas permanecieron siempre al orden del día, el terrorismo de antes volvió a ser implacable, -ahora enarbolando la bandera de la paz - la corrupción no descansó uno sólo de los 365 días y nuestros muertos fueron más de los que pudimos llorar.
Sin embargo todavía quedamos compatriotas dignos. Algunos, aunque permanecemos abrumados por las barbaridades diarias del acontecer nacional, hemos decidido crear y creer en una nueva Colombia. No perdemos la fe porque conocemos nuestra riqueza cultural.
Rechazamos las mafias que corroen el alma de nuestra nación porque creemos en las potencialidades de los millones de colombianos honestos. Y seguimos luchando por la patria porque no estamos dispuestos a entregarla a quienes han buscado desde hace décadas destruirla.
Es por eso y no por simple terquedad que aunque los pronósticos no nos den completamente la razón creemos en un 2013 exitoso para Colombia. Estamos dispuestos a construir ese éxito a pesar de las circunstancias difíciles y por el futuro de las nuevas generaciones.
Nos debe interesar la verdadera política como mecanismo para mejorar el entorno social. La política con vocación nos invita a una vida de servicio público decente y no a los juegos del poder.
Por su parte Arnold Toynbee nos diría al respecto que "el mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan". El desconsuelo que nos dejan esas líneas es el mismo que Hipócrates planteó cuando afirmó "Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para el porvenir".
Pues bien, es claro que los jóvenes colombianos de ahora y los de la época de Hipócrates no son los mismos. Pero los une el mismo sentimiento de desesperanza por lo que los rodea que rechazamos contundentemente como impedimento para seguir creando una mejor Colombia.
Ojalá nuestros dirigentes de hoy se enteren de esa reflexión y piensen igual que Sir Winston Churchill: "Un político se convierte en estadista cuando deja de pensar en las próximas elecciones y empieza a pensar en las próximas generaciones".
Así es que hoy quise compartirles esa visión: varios dentro de ese gran grupo de ciudadanos comprometidos con el país hemos decidido ahora llamarnos Creo Colombia y constituirnos legalmente. Parafraseando al asesinado Álvaro Gómez Hurtado: la única revolución que pretendemos es la del desarrollo.
Ñapa: En este momento no es claro si el coronel que ejerce como Presidente de Venezuela sigue vivo o no. Lo que sí es evidente es que con su enfermedad queda demostrado que no pueden construirse instituciones que funcionen según los deseos de un solo hombre. El mismo Bolívar lo dijo mejor que yo al afirmar que "nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía".