Embrutecedores y embrutecidos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Todos sabemos que es un narciso patológico con ínfulas de mesías, y por eso la creciente desaprobación de su persona y su mandato lo ha desestabilizado y convertido en un personaje peligroso e impredecible.  Su reflejo primario es culpar de la mala hora a los medios, y consecuentemente borrarlos del mapa. 

Acusó a dos de los medios más tradicionales en el país, Caracol y RCN, de embrutecer a los colombianos.  Él está convencido de que su mala imagen es únicamente problema de percepción, la cual ha sido forjada por sus enemigos en los medios.  Y como todo aspirante a sátrapa que se respete, su solución es cerrar los medios y acabar con la prensa libre y controlar él la información.  En éste mal disimulado intento de control, lanzó un pasquín y está intentando remplazar a los medios mencionados con RCTV. 

Petro está comenzando a entender que si bien se pueden destruir efectivamente honras ajenas y ejercer el sicariato moral por X, es casi imposible construir una fachada Potenkim virtual cuando la realidad de la calle y la experiencia diaria del ciudadano de bien van en contravía del discurso del gobierno.  Además, sicario moral es cualquier jibaro analfabeta, pero manejo de comunicaciones verdadero es grandes ligas.  Construir es más difícil y toma tiempo.  Destruir no.

Pero como Petro cree que el problema es de percepción, entonces cree que sus youtubers y tuiteros pueden cambiar la imagen desde altos cargos en el gobierno.  Muchos de estos personajes sin estudios ni competencia alguna para los cargos han llegado a dirigir entidades, entre estos un escribidor de narconovelas que creo ni bachiller es (hablando de embrutecer).  Es lícito ganar con las huestes leales analfabetas; lo que no se puede hacer es gobernar con ellas.  Se gobierna con los mejores, si la idea es darle continuidad a un proyecto político.  Si la idea es destruirlo, entonces se gobierna con los jibaros. 

Para cambiar la percepción, primero debe cambiar la realidad.  No se le ocurrido que la mejor forma de cambiar la percepción es con obras y hechos.  Fallaría la prensa libre si se dedicara a amplificar los espejismos del gobierno de turno, y ni que decir que perdería toda credibilidad. 

La prensa libre es el último bastión protector cuando la libertad peligra.  Mientras haya prensa libre, mientras haya periodistas que denuncien y sean capaces de decirle a la gente lo que realmente está sucediendo, será casi imposible que se instaure una dictadura.  En Colombia el periodismo investigativo ha destapado entramados de corrupción y tumbado altos funcionarios.  En los Estados Unidos, un periodista tumbó a Nixon.  Por lo hasta aquí dicho, proteger la prensa libre es proteger la democracia y nuestros derechos, y por esto, ante las palabras desobligantes y amenazantes de Petro, el rechazo contundente a las mismas es la única vía.  Curiosamente, los insultos de Petro fueron lanzados casi al mismo tiempo que el pastorcito mentiroso Saade ladraba que a los medios que critican a Petro hay que cerrarlos sin contemplaciones. 

Tacaron burro porque embrutecedores o no, los colombianos apoyamos la prensa libre porque entendemos que la libertad se configura cuando cada cual es libre de creer lo que quiera y creerle a quien quiera.  Si hubiera una preocupación legítima por el embrutecimiento de los colombianos, pues no hay nada más embrutecedor que una alocución de Petro o sus intervenciones y declaraciones. Si la intención es reducir el embrutecimiento a sus justas proporciones, entonces lo primero es prohibir las alocuciones de Petro, quitarle el teléfono para que deje de trinar sandeces, y por último que sus asesores le impidan abrir la boca o lo obliguen a leer lo que ellos le escriben.

Que le quede claro a Petro que la prensa libre, embrutecedora o no, no se toca.