Presidencia de mentira

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Manuel Vives Noguera

Manuel Vives Noguera

Columna: Opinión

e-mail: mvivesnoguera@hotmail.com



Hace ya un par de años anunciábamos que la falta de moralidad se tomaría la patria, mas, no imaginábamos que podía suceder lo que ahora aqueja a la sociedad colombiana, no pensamos hace dos años que la delincuencia organizada, la guerrilla, estuviere a punto de retomarse el país, no pensamos nunca que a otro presidente se le saliera el orden público de las manos, como si el conflicto interno en Colombia fuera un mal necesario.

Sabemos todos los colombianos que no hay razón para matarnos entre hermanos y que con el diálogo es mucho lo que se puede lograr, sin embargo, el pueblo y el Gobierno han sido reiteradamente puestos contra las redes y el problema ha llegado a ser bélico, tras el manto de un interés político que genera la aceptación del mundo, se esconde el problema de las drogas que deja una emergente clase social de dineros que pasan por manos del conflicto que deja nuestra sangre en tierra colombiana.

Ya escuchamos lo que hace ocho años no imaginábamos, nuevamente secuestros o pescas milagrosas como lo llamaron los delincuentes, escuchamos de fincas quemadas, escuchamos de presencia de los bandidos en las vías y zonas rurales, ya sin paramilitarismo y con una cierta indiferencia del Estado, la guerrilla se fortalece.

Lo anterior no quiere decir que esté de acuerdo con el paramilitarismo, de hecho no es así, pero claro es que la guerrilla se reproduce como un animal sin depredador. El actual Presidente no se refiere a ataques como los sucedidos el año pasado cuando la guerrilla dejó sin luz a parte del país por tumbar una torre de energía, tal como pasaba hace unos años y muestra indiferencia cuando mueren más de diez policías y militares en un fin de semana y pareciere no tener asesor o no saber hablar cuando lanza frases como "manduco y zanahoria" dejando a Colombia como un país débil, ignorante y pobre de espíritu, contrario a su predecesor quien en materia de seguridad hizo esfuerzos infinitos por devolver el país a los colombianos, quien hablaba con elocuencia y sabiduría, y quien se manifestaba siempre inconforme ante hechos lamentables. Empiezo a pensar que el presidente Santos viaja más que el expresidente Pastrana y que es el nuevo peor amigo del expresidente Uribe.

El mismo presidente Uribe que le dio su incondicional apoyo para llegar al cargo que hoy ostenta. Ahora bien muestra un interés por dividir ministerios, aumentando el gasto burocrático, suprimir departamentos administrativos y rehacerlos, quizá para ser recordado y en acabar con la justicia y su rol de control al poder, también muestra interés en acabar la comisión nacional de televisión, ello implica una absoluta reforma al Estado que da lugar a una perfecta pérdida de los frenos y contrapesos del poder público, implica una desinstitucionalidad y una antidemocracia, el Estado no es un juguete que cada presidente utiliza para cumplir sus caprichos.

Claro está que todos quisiéramos que fuera de una forma diferente, pero lo importante realmente es hacer que lo que tenemos funcione y ello se logra haciendo cumplir la ley.

Actualmente tenemos que la justicia es comprada y la corrupción reside en los estrados judiciales, sin dejar de mencionar que hay jueces honestos, las fuerzas militares muestran problemas de corrupción y constantes escándalos, y la Policía es un órgano perfectamente constituido para la ineficiencia, pero ello se debe a la falta de gobernabilidad y honestidad de nuestros dirigentes y de nosotros mismos, de ahí surge una pregunta para hacernos en esta época de reflexión y recogimiento, que no es ¿Cuántos colombianos honestos hay?, sino, ¿cuántos colombianos son incorruptibles?, cuantos de nosotros no nos dejaríamos influenciar de dinero, de amistades u otro factor por el solo hecho de que eso está mal.