El odio: aditivo que atrasa el desarrollo de Colombia

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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Nos da cuerda para escribir éste tema, bastante enraizado por cierto en el país, lo expresado por el ex presidente uruguayo Pepe Mujica, relacionado con el odio con una célebre frase,  pronunciada por él, que dice así: " En mi jardín no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que me puso la vida: que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas. El odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio  os destruye."

La referida frase que el exmandatario Mojica  en sus acostumbradas conferencias no solo en su país, sino a nivel mundial replica, nos ubica en el plano  que tenemos que reflexionar  sobre las décadas de odio que se han mantenido y continúan con diferentes expresiones en la actualidad en Colombia,  sin que se les ponga freno; razón  clara que muestra nuestros comportamientos de odio en fatales resultados, los cuales nos sumen cada día en una brutalidad que asombra; reflexionamos no lo suficiente, sin tener en cuenta el daño causado y que se hará a futuras generaciones.

Las expresiones de odio en muchas regiones del país se acentúan y de que manera; tanto que por determinadas conductas pagan justos por pecadores; transformándose  muchos en agresores en potencia, seres dañinos, sin escrúpulos.

El odio, emoción  negativa que la puede propagar fácilmente una persona o grupo de personas con un discurso sin fundamento es bastante contagioso por cierto ; tanto así, que se dice por ahí que es muy fácil pasar del amor al odio en un instante, especialmente las personas neuróticas. El odio es como una bola de nieve, puede producir una avalancha y el odio provocar tanto mal y fomentarlo  más.

Es el momento de apaciguar ánimos anormales, reflexionando que éste comportamiento no conduce a nada; es valedera cualquier intención de acabarlo, desaparecer tendencias, permitiendo que en nosotros surja la cultura del respeto, la cual nos evitará confrontaciones de cualquier tipo. Preguntamos: ¿Será que por odio nos seguiremos matando?

Salvo mejor criterio que respetaré, en lo personal ni de fútbol, menos de religión profundizo o discuto, alguna vez me lo aconsejaron; se torna el tema candente, difícil de manejar y acalorados los intervinientes terminan; se vuelven unos fanáticos.  ¿Qué opinan? El odio pareciera que hiciera parte de la naturaleza humana. Es posible controlarlo. A esas regiones o sectores donde se consolida es necesaria la presencia del Estado para apaciguar ánimos candentes, que permanecen como carbones encendidos listos a producir rápidamente incendios.

Por el desarrollo del país, debemos cultivar, y mantener en nuestras mentes, manteniendo encuentros reflexivos para contrarrestar el odio, que nos hace mucho, mucho daño.